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112 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ ción de éstas ha aportado el que haya «vuelto a florecer la plurifor- midad en su sentido estricto»344. La pluriformidad la describen ellos como: la encarnación de los valores franciscanos en circunstancias diversas; es la vida de Francisco, guiada por el Espíritu, la que orien­ ta la vida; la libertad en cuanto a la manifestación de ardor interior; es un hecho o realidad de la vida que debe servir a la vida; es la apertura fraterna de unos para con otros; un valor positivo para con­ seguir una mayor unidad; la asunción de la responsabilidad perso­ nal ante las diversas circunstancias; una fuerza y dinamismo para hacer frente a las circunstancias concretas; y, por último, una exi­ gencia de la naturaleza humana. Se aventuran también a dar una posible definición: «La pluriformidad en nuestra Orden es la posibili­ dad (por parte de la institución) y la capacidad (por parte del indi­ viduo o de alguna fraternidad) de encarnar los valores ideales del Evangelio y de la espiritualidad franciscana en el modo y medio que lo requieran los diversos tiempos y lugares»M5. Son conscientes, al hacer esta reflexión, de las tensiones que pueden existir del bino­ mio carisma-institución. • Sobre la vida apostólica según la mente del n. 12 de las Constituciones y de los oficios que debemos cumplir en el mundo. El Capítulo constató la dificultad de equilibrio en la vida de los hermanos entre contemplación y acción; el descui­ do de aquellos que están dedicados al ministerio sacerdotal de la vida religiosa y de la poca preocupación por la vida fraterna; muchos hermanos ven su vida reducida al puro ministerio «sus- titutivo»; la alimentación del servicio apostólico, muchas veces se hace fuera de la fraternidad... Como el mismo documento afirma, la mayor dificultad se encuentra «cuando los hermanos conceden un valor absoluto a un determinado aspecto de nues­ tra vida sobre los demás o a un determinado género de aposto­ lado sobre los demás que se miran* con desprecio y la dificultad crece cuando los hermanos se olvidan de la esencia de nuestra vida evangélica en daño de la Orden, de cuya esencia debe bro­ tar todo apostolado como de una fuente» 346. Como soluciones a estos problemas se propone una larga lista de medios y solu- 344 Ibíd. 345 Ibíd., 12. 346 Sobre nuestra vida apostólica según la mente del n. 12 de las Constitu­ ciones y de los oficios que debemos cumplir en el mundo, en Capítulo General Extraordinario 1974. Documentos, Burlada 1974, 22.

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