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398 IGNACIO JERICÓ BERMEJO de la salvación viene siempre de Dios, el cual no confiere infalible­ mente lo que dispone en último término a la justicia al que obra bien moralmente una o dos veces, si actúa la mayoría de las veces mal. Que Dios no niega la gracia al que hace lo que está de su parte no debe entenderse, necesariamente, en referencia al que actúa desde las fuerzas de la naturaleza, sino en referencia al que lo ha­ ce desde el auxilio de la gracia. De nada vale entonces el argumen­ to que se pretende deducir contra la solución propuesta 114. Cierta­ mente, no puede el hombre cumplir los preceptos todos en su con­ junto ni algunos de ellos en particular, los cuales son más graves y difíciles. Lo dice santo Tomás en relación a algunos artículos. Igual­ mente le es imposible al hombre vencer con sus fuerzas las tenta­ ciones todas en conjunto o algunas de ellas más vehementes. Pese a ello, el hombre es capaz de cumplir algún precepto, así como puede vencer tentación alguna leve 115. Según Pedro de Aragón, los que no están en estado de gra­ cia, sean infieles o simples pecadores, no pueden obrar bien moralmente en todos los momentos, o en algún momento, si no cuentan con el auxilio especial de Dios. Es lo que afirma santo Tomás. Lo siguen comúnmente los doctores. La conclusión pre­ sentada es tan cierta que resulta imposible mantener la contraria sin incurrir en error. Si el hombre pudiera obrar siempre, o alguna vez al menos, fuera de la gracia sin un auxilio especial, podría evi­ tar también todos los pecados con sus fuerzas y cumplir los pre­ ceptos divinos. Esto constituye una falsedad y un error. Lo mismo sucederá si se dice que, cuando uno obra moralmente bien, no peca y cumple los preceptos divinos. Ciertamente, puede no pecar y cumplir los preceptos divinos quien obra bien moralmente por un momento. Asimismo, corresponde en verdad obrar bien moral­ mente alguna vez o siempre al hombre sano y capaz según la razón; pero no debe olvidarse a este respecto que el hombre quedó herido por el pecado y permanece ahora en estado de enfermedad y debilidad. Por esto, no puede en la actualidad por un momento ni siempre obrar bien moralmente. Esto se confirma además por el testimonio de san Gregorio sobre Ezequiel. Cierta- 114 Cf. nota 62. 115 Cf. nota 63.

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