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390 IGNACIO JERICÓ BERMEJO Lutero presentó cuatro proposiciones al respecto. En la primera decía que toda disposición a la gracia es pecado y, en la segunda, que las obras de los justos son pecado también. En la tercera esta­ blecía que el hombre carece del libre albedrío. Decía en la cuarta que los hombres pueden pecar si son dejados sólo a sus propias fuerzas. Las tres primeras proposiciones fueron condenadas en el concilio de Trento. La cuarta no lo fue, debido a que afirmaban lo mismo algunos católicos. Como la misma no ayudaba a la causa de Lutero, no fue condenada y quedó con el grado de probable del que gozaba ya antes del concilio. Trento afirma, con toda claridad, en contra de Lutero, la existencia del libre albedrío y define, además, que no son pecados las obras todas de los justos 87. Trento condenó el error según el cual las obras todas que hace el pecador para dis­ ponerse a la gracia sean pecado 88. ¿Mantuvo Gregorio de Rímini lo mismo que Lutero? ¿Afirmó que eran pecado todas las obras de los infieles y las de los fieles que están fuera de la gracia? Nunca dijo tal cosa ni se sigue seme­ jante aseveración desde su opinión y sentencia. Es algo ciertamente que le achacan muchos con falsedad pese a haber constancia clara de no realizar semejante afirmación. Cuando se le objetó seguir­ se de su opinión la condición de pecado de todas las obras, lo negó y afirmó que los infieles realizan buenas obras gracias al especial auxilio de Dios, sobre todo cuando comienzan a disponerse a la jus­ ticia. Además, puede probarse incluso cómo lo que se le achaca no se sigue desde su opinión. Aunque carezcan los pecadores y los infieles de la gracia justificante, se ven ayudados a menudo por Dios con un auxilio especial a la realización de obras buenas. No se sigue entonces de tal sentencia que, si no pueden obrar bien moralmente, todas sus acciones sean pecado 89. ¿Cómo se afirma, entonces, que la enseñanza del alemán es la de san Agustín y la de Gregorio? Lutero quedó doblemente enga­ ñado. Su doctrina no se corresponde con la del de Hipona ni con la del de Rímini. Pensó ciertamente que sus afirmaciones seguían la sentencia de san Agustín. De todas formas, decir que el 87 Cf. nota 76. 88 Cf. nota 78. 89 Cf. nota 80.

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