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UTRUM OMNIS ACTIO INFIDEUS SIT PECCATUM. 389 delidad en razón del mal fin que les adjunta el que las hace, verdad que se cumple no sólo en relación a los infieles que conocen al ver­ dadero Dios y lo veneran, como es el caso de herejes, judíos y sarra­ cenos, sino en referencia también, por las razones que han sido expuestas, a los que son idólatras, y tienen muchos y falsos dioses 83. Esta exposición del Aquinate defendida por Aragón se vio ata­ cada, en el siglo xvi, por Martín Lutero, el cual trató de presentar su doctrina como simple desarrollo del pensamiento de san Agustín y de Gregorio de Rímini. En el fondo le echa en cara Lutero a santo Tomás no haber recogido exactamente la doctrina de san Agustín y haberla adulterado incluso. Mientras el Doctor Angélico defiende que no todas las obras de los infieles son pecado, Lutero dirá que lo son. ¿Es verdad que la doctrina de Lutero es la de Gregorio de Rímini? La de este autor, ¿es exactamente la de san Agustín? Lutero establece, de salida, que el libre albedrío nada vale de suyo si no es para pecar84. El propósito del alemán fue siempre apar­ tar a los hombres de su confianza de las buenas obras y de las satis­ facciones por los pecados. Pensaba que causaba así el mayor mal al Sumo Pontífice, ya que debilitaba las llaves de la Iglesia y reducía los honestos réditos de la misma. En orden a alcanzar semejante pro­ pósito, intentó enseñar como pecado y merecedoras del odio de Dios todas las obras realizadas por el hombre en pecado, incluso aquéllas por las que se esfuerza en disponerse a la gracia. Llegó a sostener incluso que la contrición misma y el dolor de los pecados hacen a los hombres más pecadores todavía. Se propuso decir además, con igual propósito, que las obras todas, realizadas en gracia o sin ella, son pecado, al menos venial, porque en obra alguna, por muy hones­ ta que fuere, se ama a Dios como debe ser amado y como está man­ dado que se le ame. En orden a lograr su propósito dijo, en tercer lugar, que los hombres no están en posesión del libre albedrío 85. Según Lutero, las personas no pueden obrar bien porque el libre albedrío, después del pecado original, vale sólo para pecar más. Es sólo un mero título sin contenido real86. 83 Cf. nota 45. 84 Cf. nota 73. 85 Cf. nota 74. 86 Cf. nota 75.

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