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96 ALEJANDRO DE VILLALMONTE forma ostensiblemente más nítida que la correlativa afirmación del pecado y la des-gracia original. Obtenemos la misma finalidad del texto tridentino por otros caminos que el concilio no transitó, pero que, a juicio nuestro, son más llanos y directos que los recorri­ dos por el proceso explicativo del concilio de Trento. Vale decir, de sus Padres y sus teólogos. Podemos seguir leyendo con perfecta tranquilidad interior la excomunión y «anatema» que el Tridentino lanza contra los negado- res del PO presentes y futuros. Si alguno, ajeno del todo a la men­ talidad, intencionalidad y presupuestos pelagianos negare el PO para afirmar la inocencia y la Gracia inicial, ¿qué motivos podrían aducir­ se para declararle anatematizado y excomulgado? Porque, en esta alternativa, es evidente que la sobreabundancia de la Gracia de Cris­ to no se limita —como hacía la teoría del PO— , sino que se amplía hacia la inmensa multitud de la «humanidad infantil», a la cual los defensores seculares del PO consideraban en estado de perdición. Como no eran bautizados, no les llegaba la influencia del Salvador. 8. POR QUÉ RELATIVI2AMOS EL VALOR DEL TEXTO TRIDENTINO Relativizar no puede significar el negar de raíz toda valiosidad al texto, invalidarlo para entonces y para siempre. El texto mantiene un objetivo valor circunstancial, subsidiario, epocal, ancilar. Está destinado a vehicular y servir de apoyatura y subsuelo mental a ver­ dades de fe más altas y sustantivas: la necesidad absoluta de la sal­ vación de Cristo (¡no desvalorizar la Cruz de Cristo!) y la correlativa impotencia del hombre para salvarse. En la circunstancia histórica en que el texto se produjo cumplió a satisfacción esta indispensable función. Pero, al ser inculturada y transculturada (como ahora deci­ mos) al entorno vital, religioso, teológico, cultural, humano en que estamos inmersos, aquellas motivaciones, según pensamos, han per­ dido su eficacia: — El fundamento bíblico y tradicional sobre el que trabajaban está lejos de ser tan seguro como en Trento se pensaba. — La visión que tienen los teólogos y Padres de Trento sobre la acción salvadora de Cristo, presupuesto mental de su propuesta

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