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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 85 las posibilidades soteriológico-morales del hombre hasta el punto de desvirtuar la necesidad absoluta de la Cruz de Cristo. 4. LECTURA Y GLOSA DEL TEXTO TRIDENTINO SOBRE EL PECADO ORIGINAL Pienso que es indispensable que el lector tenga a la vista el texto de Trento y realice una lectura sosegada y crítica del mismo, para justipreciar en su globalidad la exégesis que estamos haciendo y la conclusión final que propondremos. El decreto «Sobre el PO» hay que leerlo, según intención expresa de los conciliares, como un preámbulo, preparación —incluso diplo­ mática y política— para el decreto sobre la justificación, DS 1520- 1583. Ambos coinciden en el interés antropológico inmediato: la ju s ­ tificación del pecador; ante todo del pecador adulto, pero también del niño, a quien el Tridentino considera pecador a justificar por el bautismo. Ambos textos trabajan sobre la misma lectura hamartiocén- trica e infralapsaria de la historia de salvación y del acontecimiento de la justificación del hombre, DS. 1524. Finalmente —y llamamos la atención sobre este hecho— el decreto sobre la justificación pone de relieve la dimensión cristocéntrica del acontecimiento de la justifica­ ción en adultos y en niños. Así aparece que se expone la doctrina sobre el PO para mejor comprender el evento de la justificación. Y ésta se explica del modo como lo hace Trento porque así lo exige la recta vivencia e inteligencia de Cristo Salvador. Canon 1. «Si alguno no confiesa que el primer hombre Adán, al transgredir el mandamiento de Dios en el paraíso, perdió inmedia­ tamente la santidad y justicia en que había sido constituido, e incu­ rrió por la ofensa de esta prevaricación en la ira e indignación de Dios y, por tanto, en la muerte con que Dios antes le había amena­ zado, y con la muerte en el cautiverio bajo poder de aquel que tiene el imperio de la muerte, Hb 2, 14; es decir, el diablo, y que toda la persona de Adán por aquella ofensa de prevaricación fue mudada en peor según el cuerpo y el alma (v. 174): sea anatema, DS 1511». Trento propone aquí la tradicional teología de Adán , que venía rodada durante siglos. Si bien la ha despojado de varios elementos

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