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PRESENTACIÓN 11 eliminamos la doctrina del PO no eliminamos únicamente un capí­ tulo del Catecismo, habría que escribirlo todo de nuevo »3. Es la tarea que en este libro nos hemos impuesto: buscar un Cristianismo sin pecado original . Y luego, como consecuencia, se podría escribir un Catecismo que refleje esta ausencia. Los profesan­ tes del dogma del PO pensarán que la tarea es pretenciosa, peligro­ sa, irreverente. Tales calificativos, enfáticos y medrosos, podrían lade­ arse si pensamos en la urgencia y los resultados beneficiosos que el cumplimiento de la tarea comporta para la ortodoxia y la ortopraxis de los cristianos. Para los creyentes de nuestros días, al menos. El P. Valensín decía confidencialmente a su amigo Teilhard de Chardin que el dogma del PO era para él una arqueta cerrada, en cuyo interior creo que hay algo porque la Iglesia lo dice, pero esta­ ría dispuesto a esperar trescientos años antes de saber lo que es. Pero es seguro que Teilhard no se conformaba con verdades sagra­ das encerradas en una arqueta. Una verdad sin reacción vital, efi­ caz, actual, es inexistente y nula4. En la actualidad, son muchos los cristianos, teólogos o no, que no se conforman en creer una ver­ dad encerrada en rico cofre sacral: quieren romper el enigma, su hechizo, el embrujo que parece se le otorga en ocasiones al pre­ sentarlo dentro de eso que los teólogos llaman «misterio del pecado original». Quieren saber a qué atenerse sobre un asunto sentido, pensado y hablado tan profusamente durante quince siglos. 3 En el prólogo al libro de U. B aumann , Erbsünde? Ihr traditionelles Verständ­ nis in der Krise heutiger Theologie, Freiburg, Herder, 1970, 6-7. Afirmación que hace suya D. F ernández , La crisis de la teología del pecado original, ¿afecta al dogma de la Concepción Inmaculada?, en EM 35 (1985) 227. En la misma dirección puede verse el estudio de I. W ilig , Die Revision der Lehre von der Erbsünde als Revision eines theologisches Systems, en TGw 27 (1984) 143-154. Consecuente con sus convicciones afirma allí mismo H . H aag : «Después de que, durante mil quinientos años, la Iglesia occidental se ha mantenido fiel a una tradición erróneamente introducida por Agustín, la despedida del ‘pecado original’ llega hoy realmente no demasiado pronto, sino más bien demasiado tarde», U . B aumann , 1. c. Testimonio que hace suyo el historiador J. G ross en el pórtico del vol. IV de su obra Geschichte des Erbsündendogmas, München, Reinhardt 1972. También H . H aag cons­ tata, como todos, que el ‘pecado original’ —testarudo él— se resiste a morir. Lo dice el título de uno de sus trabajos, Die harrnäckige Erbsünde, en ThQ 150 (1970) 358- 366; 436-456: ib., 151 (1971) 70-86. 4 Citado por E. C olom er , El hombre y Dios a l encuentro, Barcelona, Herder, 1974, 272.

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