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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 51 sión teologal/religiosa de desobediencia a la voluntad de Dios, de ruptura de la Alianza; el pecado como ‘situación’ histórica generali­ zada. Nada de distinciones tan obvias para nosotros, entre pecado actual, habitual, mortal, venial. Finalmente, los textos aparecen en un contexto de conversión: buscada con la increpación, o bien con­ fesada por el hombre ya arrepentido. Por tanto, únicamente el hom­ bre adulto puede ser el destinatario de tales increpaciones o confe­ siones. Sólo en ellos es urgente la toma de conciencia de ser pecadores. ¿Por qué, andando el tiempo, los cristianos han procla­ mado «pecador» al mismo nasciturus? No creo que Dios quiera que se les califique (descalifique) nunca con tal designación. En la uni­ versalidad se profundiza cuando se habla de la radicalidad de la situación/condición pecadora de la raza humana. No se trata, exclu­ sivamente, de que los hombres cometan pecados puntuales en can­ tidad incluso enorme, pecados ocasionales, circunstanciales. Los tex­ tos reiterados apuntan más al fondo: los hombres son pecadores de raza: pueblo, raza pecadora. Desde luego aquí el verbo ‘ser’no tiene alcance ontologico, metafisico, sino existencial concreto, dinámico, operativo, funcional. Esta hondura de la condición pecadora se expresa en la doble categoría del tiempo y del espacio. Desde la categoría del tiempo profundo, primordial hay que leer la narración de Gn 2-3, en donde la situación pecadora de la humanidad se retro­ trae hasta los ancestros, hasta el primer patriarca de la tribu huma­ na. Aquí el tiempo primero no tiene el valor de inicio o comienzo cronológico. En esta narración cuenta la categoría de calidad: lo que está ya al inicio, en los prestigiosos, divinales orígenes de la humanidad, = in ilio tempore, es señal de que pertenece a su fun­ dación y establecimiento en la existencia: condición existencial, inse­ parable de su estar y actuar del hombre en el despliegue de su ser en la historia. Desde esta mentalidad primitiva surgieron las tradi­ ciones que recibe el redactor último de Gn 2-3 y par. Similar cala se hace en la dirección de profundidad/radicalidad , se realiza en la categoría del espacio interior. Así se dice, explicando los excesos morales de los prediluvianos y como buscando su raíz: el corazón del hombre se pervierte desde la juventud, Gn 8, 21. El salmo 50 prolonga la observación y ve la inclinación al mal en el mismo ori­ ginarse el hombre en el seno materno. Si bien Ecclo 1, 14 ve a la Sabiduría habitando en los fieles cuando inician la vida en el vien­ tre de su madre.

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