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CUESTIONES ABIERTAS EN TORNO AL PECADO ORIGINAL Todas las reflexiones/afirmaciones que hemos hecho a lo largo de este libro podríamos globalizarlas en torno a una radical, primaria pregunta, abierta a un abanico de reflexiones: ¿entra el hombre en la existencia en situación teologal de pecado original, o, más bien , en situación teologal de Gracia y amistad de Dios? Pregunta inicial, de presencia mínima, marginal y hasta ‘curiosa’, pero que, en su res­ puesta arrastra, lleva implicada y complicada una entera constelación de subpreguntas antecedentes, concomitantes y consiguientes de larga historia y contenido. Nosotros nos hemos decidido con claridad, reiteración y aplomo por la «Gracia inicial» en cada naciente ser huma­ no y contra la presencia en él del «pecado original». Sin embargo, ofre­ cemos en abierto estas afirmaciones finales como ayuda de costa para que el lector pueda problematizar las afirmaciones importantes —no las otras— realizadas por nosotros en las páginas anteriores. Podrán, al mismo tiempo, servir de pauta para obtener una visión sintética, conclusiva sobre los temas mayores en el libro tratados. 1. La doctrina eclesiástica sobre el PO surgida y mantenida en la Cristiandad occidental desde el siglo v, la escolástica, la contrarre­ forma, la neoescolástica, no es doctrina bíblica en el sentido preci­ so y técnico de la palabra. Tampoco pueden presentarse verdades bíblicas nucleares de las cuales se deduzca, en forma razonada y razonable, la teoría del pecado original. 2. El recurso a una Tradición fundante, universal y explícita sobre el tema es extraordinariamente difícil de controlar. Estamos ante una tradición multisecular expresada en mil formas. Escasean los estudios monográficos previos realizados con método científico, histórico-crítico, paso indispensable para llegar a una conclusión final suficientemente garantizada. En todo caso, habría que tener en cuenta estos hechos: a) las Iglesias de los cuatro primeros siglos o ignoran del todo la doctrina clásica del PO, o bien la aluden como tema marginal; b) la Cristiandad oriental, hasta hoy mismo, ignora la doctrina agustiniana al respecto; c) en el propio Occidente, han per­ sistido durante siglos notables diferencias entre los agustinianos puros y los no-agustinianos a la hora de hablar del PO; d) desde la

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