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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 347 ni a la ortopraxis del cristiano creyente y pensante. Más bien, en los puntos señalados y también en todo su conjunto, la enseñanza teoló­ gica (la católica) se verá notablemente beneficiada. Un Cristianismo vivido y pensado sin ‘la mancha’ de la creencia en el ‘pecado origi­ nal’ será más aceptable y concorde con la Palabra de Dios que aquel que se vivió y pensó bajo la influencia de aquella secular creencia»219. Aunque aceptemos la hipótesis de que la tarea de entonces y de ahora haya sido acabada de forma pasable, todavía, sin embar­ go, queda abierta al viento de todas las opiniones y discusiones. Y también, obviamente, al empeño de otros que quieran asumirla y continuarla. 219 Ver A. d e V illalm o nte , El pecado original. Veinticinco años de controversia (1950-1975), Salamanca 1978, 255-256; 245-256. El proceso hacia aquella meta puede seguirse con la lectura de los estudios sobre el PO elencados al final de esta obra.

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