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334 ALEJANDRO DE VILLALMONTE te la teoría del PO es perjudicial. Dios ofrece a los humanos una respuesta práxica, operativa: nos ofrece la salvación en Cristo Jesús. 3. CUATRO TESTIMONIOS ACTUALES A FAVOR DEL PECADO ORIGINAL La que llamamos doctrina ‘clásica’ sobre el PO todavía cuenta con seguidores en nuestros días, al iniciarse el siglo xxi. Si bien en la teología católica se perciben fuertes corrientes reformuladoras a fondo de la antigua creencia e incluso negadores explícitos de la misma, al modo que nos es conocido. Por eso, parece pertinente aducir algún testimonio de actualidad a favor de la ‘benéfica influen­ cia’ que la doctrina del PO habría ejercido y debería seguir ejercien­ do en la teología; pero también a la hora de ofrecer una visión humanista del hombre que quiera ser equilibrada, realista. Seleccio­ no dos testimonios tomados del campo del humanismo filosófico y tal vez ateo; y otros dos de teólogos significados de nuestros días, conocedores de la crisis en que se debate la vieja creencia. A) L. Kolakowski es un filósofo de matriz marxista, pero refu­ giado luego en el liberalismo de la cultura occidental. Valoramos como significativo y enriquecedor este testimonio, porque su autor es hombre que, profesionalmente, ha dedicado atención preferencial al tema de valiosidad y benéfica operatividad sociológica, psicológica y cultural de la religión. Nominalmente la cristiana, que ha configura­ do la cultura occidental hasta nuestros días. En esta línea, confiesa él, le atraía sobremanera el marxismo que, como humanismo absoluto, exaltaba el vigor, la libertad y la posibilidad del hombre para crear su futuro. Este espíritu titánico, prometeico que tan fuertemente ha impregnado la filosofía marxista, le llevó a rechazar cualquier frontera señalada a la perfeccionabilidad del ser humano. «Todo lo ha creado el hombre, todo es fruto de la historia. Nada existe como puesto ahí y preparado. Este espíritu prometeico, que era lo que más me atraía, es precisamente hoy lo que me parece más peligroso en el marxismo. Lo que en este punto, le acerca peligrosamente a Nietzsche. En una pala­ bra: me parece peligrosa la negación del pecado original». Frente a la hybris (insolencia y desmesura intelectual y volitiva) del humanismo radical que proclama la suficiencia y autonomía del hombre para lograr

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