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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 331 humana antes aludido: ¿cómo ‘justificar’ la conducta de bondad/justicia de Dios ante el hecho de tanta miseria como abruma al género huma­ no desde el seno materno? La respuesta de Agustín es conocida: justo es Dios y merecido se lo tienen los hombres todos, como consecuen­ cia y castigo por el PO. Por mi parte, ya manifesté mi opinión de que la doctrina del PO resulta incompatible con la idea cristiana de Dios- Amor, tal com o a p a rece en el NT y se vive en la Iglesia católica d e nuestros d ía s 206. Conclusión que reforzamos con esta consideración: — Tengo la convicción de que cualquier intento de ‘teodicea’ que se haga en plano doctrinal, especulativo, teórico, sistemático resultará inoperante, insatisfactorio para la misma razón humana que emprendió este sendero y esperó un buen final 207. — Pero la teoría del PO, en su formulación tradicional, lejos de aportar un rayo de luz, oscurece el problema de la ‘teodicea’ y lo agrava en forma sólo superada por explicaciones de tipo maniqueo o gnóstico. A un investigador sereno de la historia de las ideas, le sería difícil evitar la conclusión de que la teoría agustiniana del PO tiene ‘sabor maniqueo’. No, por cierto, a nivel metafísico, pero sí his­ tórico existencial. Pero tomemos el problema desde más atrás, desde la eterna pregunta por el origen del mal: und e malum = de dónde viene el 206 Hemos encontrado el tema hablando de la controversia Agustín-Julián de Eclana con motivo del PO, pp. 148-155. 207 Es conocida la tesis de Kant «Sobre el fracaso de todo ensayo filosófico en la teodicea». Reasume el tema con amplia información histórica e incisiva reflexión J. J. E strada , La imposible teodicea. La crisis de la fe en Dios, Madrid, Trotta, 1997. Tal crisis ocurre, sobre todo, por la imposibilidad que la razón encuentra siempre de nuevo para «justificar* la bondad y la omnipotencia de Dios frente a tanta miseria como abruma a su creación. Entre otros aparece el agustiniano intento de aclarar el misterio de la «miseria» humana como efecto de un castigo de Dios por el PO, espec. pp. 109-136. «El pecado original no sólo no soluciona las preguntas acerca del signi­ ficado y el origen del mal, sino que las agrava. El interrogante acerca de la bondad de la creación y de Dios se complica al contemplar la historia como un cúmulo de sufrimientos causados por el hombre y que impone a toda persona más allá de sus acciones e intenciones. El problema de la teodicea se radicaliza», 136. Esta idea de Dios es inaguantable para un creyente cristiano. Por otra parte, hay que declarar inadmisible una ‘teodicea’ que no conlleve una sincera ‘antropodicea’, es decir, un trato digno para el hombre a quién Dios creó a su imagen y semejanza. Ya anterior­ mente hemos aludido a esta idea.

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