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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 329 A ) A r g um en to c risto lóg ico / so t er io ló g ic o : d esd e el m isterio d e C risto al ‘ m isterio ’ d el pec a d o o rig inal Es el gran argumento que pervade toda la historia secular de la creencia en el PO. He señalado reiteradamente, y ya desde el principio, que la con­ signa bajo la cual san Agustín emprendió su defensa enérgica del PO se habría de cifrar en esta fórmula: no desvirtuar la Cruz de Cristo = ne evacuetur Crux Christi! A este lema estaba acogida la gran escolás­ tica, el Tridentino, los actuales mejores defensores del PO. Nosotros, desde la primera página de este libro, hemos ofrecido la misma consigna para negar la doctrina del PO: para no desvirtuar la universalidad, la sobreabundancia de la Gracia de Dios que se nos dona en Cristo. Pero, observará con facilidad el lector que, sobre este irrenunciable principio, hemos realizado una lectura del todo distinta, en dirección contraria a la que realizaban y realizan los mantenedores de la enseñanza tradicional. Hemos cumplido el juego mental que los lógicos llaman retorcer el argum ento: al afirmar que todo hombre entra en la existencia en Gracia y amistad de Dios (sin mancha de pecado ‘original’) no sólo no desvirtuamos la fuerza de la Cruz, sino que únicamente entonces aparece la sobreabundancia y la universali­ dad de la redención de Cristo en toda la gloria que le es debida 204. B) A r g u m e n to a n t r o p o l ó g i c o : d e sd e e l m is te rio d e l h o m b re a l ‘m is te rio ’ d e l p e c a d o o r ig i n a l Es conocido el apotegma de Pascal, que el misterio del hom­ bre es incomprensible sin el misterio del PO. Si bien éste lo torna más oscuro. De todas formas, ya el Doctor/inventor del PO utilizó como argumento firmísimo aquel que tiene como punto de partida la miseria humana, particularmente la de los niños. Análoga estruc­ tura básica encontramos en los teólogos modernos que hablan del 204 Ya en las primeras páginas proponíamos el lema bajo el cual se ha desarro­ llado nuestra afirmación de la Gracia original en todo naciente ser humano y la nega­ ción reiterada del PO: para no desvirtuar la Cruz de Cristo. Ver por ej., 12, 27, 74, 84, 89, 94, 96, 126, 174, 202, 329, 339.

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