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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 319 día, un inmenso pecado que arruina a la humanidad. Pero los lecto­ res secularistas de Gn 2-3 ven en la conducta de Adán el primer acto de libertad, el primer acto humano mediante el cual el hombre adquiere conciencia de su autonomía y comienza a ejercerla. Es el momento en que el hombre toma en sus manos su destino, se traza su propio camino, aunque éste sea doloroso, pero es el suyo. Para­ dójicamente, cuanto más ejerce el hombre su libertad frente a Dios más puede asemejarse a Dios. Ya que la semejanza con Dios con­ siste en la libertad, cuanto con mayor autonomía se ejerza ésta, mayor será la semejanza con Dios 198. La fuerza mística/secreta que al pecado adánico se le atribuye, se aplica, proporcionalmente, al pecado humano en general. Como decía Kant, leyendo Gn 2-3, de te fabu la narratur = de ti se habla allí. Nace así la corriente moral/espiritual/cultural de lo que se llama «mística del pecado», antes mencionada. Hemos añadido a la designación usual ‘del pecado originar. Porque, en realidad, el pecado original (ori­ ginante y originado) es el caso paradigmático de este poder místico/recóndito del todo pecar humano. Los principios teológicos que legitiman el discurso sobre el PO están en el fondo de esta místi­ ca de todo pecado en general. Donde el pecado manifiesta su fuerza ‘mística/secreta’ para engendrar el bien, como momento dialéctico y como condición indispensable para el bien, lo expresa el «Exultet», diciendo que el pecado de Adán «mereció» un Salvador tan excelso. De donde muchos han llegado a la deducción de que, si Adán no hubiera pecado, el Verbo no se hubiera encarnado. Es decir, no abría­ mos recibido la máxima Gracia. Sin los pecados menores, hijos del PO, no recibi-ríamos las otras gracias que emanan de la Cruz. L. Scheffczyk cita algún testimonio fehaciente, procedente de fuera del campo de la teología. C. G. Jung recoge unas palabras de Eckhart: «Dios te conceda lo que más ama Él; lo ha cargado previamente con pecados. Porque ¿cómo sería posible la redención sin el pecado (de Adán)? ¿De qué habríamos de ser redimidos si pudiéramos evitar el pecado?» Es el tema de la «felix culpa» de la liturgia. «Es sabido que, sin pecado, no es posible el arrepentimiento y sin arrepentimiento no hay gracia redentora, más aún, sin pecado original la redención del mundo 198 Interpretación recurrente en la ética humanista, vgr., de E. F romm , El miedo a la libertad, y en Seréis como dioses, especialmente.

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