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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 311 objeto de estudio para los psicoanalistas y psicólogos en general; para los juristas, para los moralistas, para los teólogos dogmáticos. Como proponen los estudiosos del tema, la figura/realidad del ‘peca­ do colectivo’ y de la concomitante responsabilidad, es propio de las culturas arcaicas. Es comprensible que, tal vez durante milenios, la humanidad que vivía en grupos tribales de escasa cuantía y dimensiones, todo lo emprendiese en acción concertada, todos los miembros de la tribu co-operasen, co-laborasen en las empresas más importantes del grupo. Ejemplo clásico el que propone Freud de la tribu/horda primigenia que habría participado en el asesinato del padre. La convicción de un pecado colectivo y de la correlativa res­ ponsabilidad comunitaria pudo surgir sin estridencias y mantenerse viva en este tipo de sociedad en grupos rudimentarios en número y calidad cultural. De hecho, la figura del pecado colectivo está pre­ sente en muchos textos de la mitología universal. Nominalmente en los más próximos a nuestra cultura ‘occidental’: en la cultura greco romana, en círculos culturales del Oriente Medio. Entre ellos, en la Biblia del AT. Los cananeos son declarados en muchos textos como raza pecadora condenada al exterminio. Y bien se ve en la misma Biblia que esta convicción no era una simple consideración teórica. Siempre que podían los exterminaban en forma que hoy nos pare­ ce, con razón, sanguinaria e inhumana. El hecho se justificaba por­ que todos los integrantes de la tribu eran tenidos por criminales, incluidos los niños de las diversas tribus idólatras. La d o c trin a teológ ica d el PO h a sido pu esta en r ela ción con esa idea d el p e c a d o colectivo hasta fe c h a reciente. El pecado «origi­ nante» ha sido presentado como un pecado colectivo, cometido por toda la tribu humana en la persona del padre Adán o por un grupo o tribu primordial, en la hipótesis de un poligenismo inicial en los orígenes: la com u n id a d orig in aria tipo rahneriano. En todo caso, el PO ha sido calificado como pecado «corporativo» cometido por una ‘personalidad corporativa’ cifrada en la figura del Adán clásico. En esta línea se encuentra la frase tradicional de que todos pecaron en Adán. Todos incluidos en los lomos de Adán, como decía san Agustín, con inclusión biológica. O bien en su voluntad, con inclu­ sión óntico-metafísica, a estilo de los teólogos platonizantes. La fór­ mula bien recibida por los grandes escolásticos de que el PO es un pecado de la naturaleza = p e c c a tum n a tu r a e conserva residuos

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