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PRESENTACIÓN Hace algunos años hacíamos un análisis detenido de la situa­ ción en la que, por aquel entonces, 1950-1975, se encontraba la doctrina del pecado original. Constatada la situación de confusión y de positiva decadencia en la que dicha doctrina se encontraba, avanzábamos la conclusión: en este terreno y para un futuro inme­ diato, a la teología católica se le ofrece una tarea urgente, pero complicada: elaborar una sistematización de la doctrina sagrada, rigurosa y armónica que evite todo compromiso interno y buscado con la creencia en el pecado original. Si vale la expresión, presen­ tar un Cristianismo limpio de toda mancha del pecado original. Posteriormente, hemos dado algunos pasos en esa dirección, am­ pliando y concretando aquella sugerencia. Al final, se percibirán, esperaba y espero, las beneficiosas consecuencias que para la orto­ doxia y para la ortopraxis cristiana podrán derivarse del abandono de aquella secular creencia l. Entre tanto, pienso haber cumplido con creces el consejo que Horacio da a los poetas ganosos de publicar sus poemas: que dejen reposar nueve años los pergaminos en el escritorio, antes de ofre­ cerlos al público (nonumque prematur in annum , membranis intus positis). Obviamente el teólogo, sobre todo en este caso, debe con­ ceder a sus ideas un reposo incluso más prolongado. Porque a cual­ quiera se le alcanza que la tarea propuesta ha de ser prolija y arris­ cada. Más que nadie lo juzgará así quien se considere bien informado sobre el tema del pecado original. La cuestión del pecado original (= PO) viene abrumada de di­ ficultades y discusiones desde hace más de quince siglos 2. No es posi- 1 Para justipreciar esta propuesta en su debido alcance y contexto, ver A. de V illalm o nte , El pecado original. Veinticinco años de controversia: 1950-1975, Sala­ manca 1978; espec. 551-556; I d ., El pecado original: perspectivas teológicas, en NG 30 (1983) 237-256; espec. 247-256. Durante estos últimos decenios hemos publicado numerosos estudios sobre el pecado original. Ellos constituyen el soporte documental de lo que ahora exponemos.En la biliografía final del libro se encontrará un elenco de estas publicaciones nuestras. 2 Abreviamos siempre PO. Según el tecnicismo escolástico la fórmula (el sin­ tagma) -pecado original» puede significar o bien el pecado original «originante», el que Adán habría cometido en el paraíso, dando origen a la ruina del género huma-

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