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302 ALEJANDRO DE VILLALMONTE dor, por su parte, ha arrebatado la libertad a las gentes, pero ellos se sienten felices porque les han librado de la dura carga de tener que decidir por su cuenta y riesgo 181. Podemos, pues, decir que la relación entre el Inquisidor y sus subordinados está regida, ante el análisis del psicólogo, por el miedo a la libertad: miedo del Inquisidor a la libertad de sus subordinados, porque es una libertad corrompida por el PO y que, en consecuencia, ‘no vale más que para pecar’, bajo el impulso de la desenfrenada concupiscencia. Por tanto, hay que dominarla con mano dura. Miedo a la libertad en el súbdito que se angustia ante su propia voluntad enfermiza, viciada. Por ello, la entrega a alguien que le alivie de la dura necesidad de tener que tomar decisiones. El sentimiento de angustia es connatural en todo ser humano adulto en la medida en que toma conciencia de su finitud, contin­ gencia, labilidad, de «la insoportable levedad de su ser» (M. Kunde- ra). Estos sentimientos se concentran en torno a la experiencia de la libertad; cuya experiencia profunda produce miedo y angustia. Por que de ella procede todo lo noble, pero también todo lo inno­ ble que hay en el hombre. Los estoicos hablaban de la dura necesi­ dad de decidirse, y de elegir ante la indeterminación de la voluntad para el bien o par el mal. En nuestros días, P. Sartre nos habla de que el hombre «está condenado a ser libre», es decir, experimenta su libertad como una condena, «una sarna que pica», por el esfuerzo que comporta el ejercitarla. En la teoría del PO se propone que esta angustia/miedo a la libertad proviene en el hombre histórico por efecto de la caída originaria y su acción como pecado permanente en cada hombre. Los defensores del PO, al menos los más extremos como los jansenistas, liberan al hombre caído de la dura necesidad de elegir: éste no tiene libertad de indiferencia. Y entrega su libertad esclava a El Pecado, a la concupiscencia, a Satanás. O bien, a la omnipotencia de la Gracia. Como en otros momentos, tenemos que advertir: el miedo/angustia ante la libertad (individual y colectiva) puede surgir en el hombre independientemente de que se crea o no en el PO. El error de esta teoría está en pensar que, de no haber ocurrido la caída original, el hombre no sentiría esta angustia. La teo- 181 F. M. D o sto iew ski , Los h er m a n o s K a ram a z o v , Parte II, lib. IV, cap. V, en O bras com pletas, Madrid, Aguilar, t. III, 1066-1080. Dostoyewski no hace referencia explícita al PO al describir este miedo a la libertad.

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