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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 279 do/cristiano, sucesor del Imperator de la Roma pagana. Desde luego por motivos de tipo práctico, Ockham opinaba que tal pretensión en sí y en la forma de ejercerla estaba en contra del modo en que Jesús ejerció la autoridad y quiso que se ejerciese en la Iglesia como un acto de servicio. Elevado a consideraciones de orden teórico piensa que la dignidad del hombre cristiano y ya libertado con la libertad con que Cristo nos ha liberado, Gal, 5, 1, exige que ningún hombre ejerza dominio sobre otro hombre cristiano. Porque, Cristo, con su obra redentora por lo que al orden espiritual se refiere, resti­ tuyó —y en sobreabundancia— los dones espirituales que el hom­ bre tenía en su primera creación. En su situación de hombre caído, puede el hombre y tiene necesidad de organizarse en comunidades políticas, en reinos, en el Imperio. Es una necesidad postlapsaria. Ockham participa de la convección corriente en la Edad Media de que el poder político (con sus concomitancias y autoridad impositi­ va y coercitiva) es una consecuencia de la situación existencial his­ tórica creada por el PO. Y esto tanto en referencia a la autoridad de la Iglesia como la del Imperio l65. Este recurso a la protología, a la situación teologal y humana de la humanidad primera, se basaba en la lectura literalista e inge­ nua de Gn 2-3. Esta lectura, por lo que tiene de ingenua, empalma 165 El tema de la autoridad en Ockham ha sido estudiado con gran acopio de documentación, en sus fundamentos y derivaciones por M. D amiata , Guglielmo d ’Ock­ ham. I: II problema della povertà evangelica e francescana nel sècolo xrn-xiv. Origi­ ne del pensiero politico di G. d ’Ockham, en SF 75 (1978) 1-516; Id., G. d ’Ockham Povertà e potere. II: Il potere come servicio. Dal ‘Principatus dominativus’ al ‘Prin- cipatus Ministrativus’, en SF 76 (1979) 269-734. Estas ideas sobre el origen y razón de ser de la autoridad política eran dominantes en el Edad Media, hasta la entra­ da del humanismo estoico y aristotélico —aplicado a la ética política— que desco­ noce la figura del hombre caído, la natura viciada por el PO. Es de interés el testi­ monio de Dante, quien dice textualmente: «Si el hombre hubiera permanecido en el estado de inocencia, tal como Dios lo creó, no precisaría de tales directrices; dichos regímenes son, pues, remedios contra la debilidad provocada por el pecado». Monar­ quía, III, 4. Los dos regímenes aludidos son la Iglesia y el Imperio. Teoría ambivalente. En la práctica puede provocar actitudes de rebeldía frente a una autoridad considerada básicamente represiva, opresora. O bien, propiciar una actitud mansueta y devocional frente a una autoridad que funciona como instrumento de un castigo divino, merecido e impuesto por motivo del PO. En la historia hay testi­ monios tanto de rebeldía político-social por motivos religiosos, como de conservadu­ rismo y resignación cansina por motivos también religiosos,pero en opuesta dirección.

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