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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 257 fuerzas extra y sobrehumanas. Perspectiva que nos recuerda de cerca la visión maniquea de la historia que tanto ha dado que pensar 146. 3. CRISTO, LA CULTURA Y EL PECADO ORIGINAL El tema más general de ‘Cristo y la cultura’, bajo varios en­ foques, ha sido muy estudiado. Seguro que, en una forma u otra, la historia de la cultura occidental no puede tratarse sin hablar del PO. Como muestra, y nada más, seleccionamos algún texto donde la rela­ ción Cristo-Cultura-pecado original ha sido subrayada con clari­ dad 147. R. Niebuhr tipifica la relación Cristo-cultura bajo estas deno­ minaciones: Cristo contra la cultura; el Cristo de la cultura; Cristo por encima de la cultura; Cristo y la cultura en paradoja; Cristo el trans­ formador de la cultura. En cada uno de los momentos de este análi­ sis, la creencia en el PO tiene alguna presencia e influencia. Pero es destacado y primordial en el cuatro tipo: Cristo y la cultura en ten­ sión dialéctica paradigmática. El representante más cualificado y señero de este tipo es M. Lutero. A su lado, menciona Niebuhr, cola­ teralmente, a san Pablo, Marción, Agustín de Hipona. Lo que intere­ sa ahora es advertir cómo la idea luterana sobre el PO, con todas sus conocidas concomitancias, deja su impronta específica en la acti- 146 R. G. C ollingw ood , La idea de la historia, México, Fondo de Cultura Eco­ nómica, 1952, 61-62. 147 Puede verse Richard N iebu h r , Cristo y la cultura, Barcelona, Península, 1968, espec. 155-195. Ideas similares en el hermano de Richard, Reinold N iebuh r , según lo expone el estudio de H . H ofmann , Die Tbeologie Niebuhrs im Lichte seiner Lehre von der Sünde, Zürich, Zwungli Verlag, 1945. Su enseñanza político-social se funda sobre la antropología luterana. Ver también E. T roeltsch , El protestantismo y el mundo moderno, México, Fondo de Cultura Económica, 1958; L. Kolakowski, El sentido filosófico de la reforma, en Vigencia y caducidad de las tradiciones cris­ tianas, Buenos Aires, Amorrortu, 1973, 114-142. La relación a la cultura se rige por la consigna: todo lo que brota de la ‘naturaleza’ es corrupto; si bien, por otra parte, el Reformador fomentó el espíritu de protesta y de crítica radical frente al despotis­ mo doctrinal de la Iglesia oficial y sus teólogos. Con esto abrió paso franco a la sub­ jetividad que domina y fertiliza todo el pensamiento filosófico y cultural de los tres últimos siglos europeos. Esta forma dialéctica/paradójica de proponer la relación entre la naturaleza y actividad humana, tiene relación directa y sostenida con el con­ servadurismo social, político, religioso. Similar fenómeno y por similar motivo lo constata L. Kolakowski respecto al jansenismo, en la obra citada en nota 145.

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