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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 255 disminuye, en parte, por el ascenso del Doctor angélico, su presen­ cia en la teología, en la exégesis, en la moral, en la espiritualidad, era hegemónica. En la cumbre de la Escolástica, san Buenaventura es y quiere ser un fidedigno y valioso intérprete de Agustín, a quien llama el doctor máximo. La historia de la Cristiandad occidental, tanto en su dimensión estrictamente teológica como en el entorno cultural que ha creado es incomprensible sin la personalidad de M. Lutero. Pero es bien sabido que una de las ideas-eje de la revolución teológica que él inició es la idea del PO. Él mismo declaró a la doctrina de la justifi­ cación como articulum stantis et cadentis Ecclesiae = artículo de fe sobre el que se mantiene o se derrumba la fe de la Iglesia. Según como se hable de la justificación, se mantiene o cae el Cristianismo, tal como él lo experimentaba y explicaba. Pero el propio concilio Tridentino vio correctamente y con claridad que si se quería com­ prender y, en su caso, refutar la doctrina luterana sobre la justifica­ ción, era indispensable reafirmar la doctrina auténtica sobre el PO. Ésta es prólogo, proemio, presupuesto cognoscitivo y valorativo de la enseñanza sobre la justificación. Con todo lo que tal enseñanza conlleva. Lo hemos indicado anteriormente. Dentro del catolicismo, aunque en la frontera con el protestan­ tismo, encontramos al jansenismo. Su influencia tanto en la dogmá­ tica, como en la moral y en la pastoral, duró más de un siglo en la Iglesia. También en el jansenismo la doctrina y la vivencia de la teo­ ría del PO es esencial, insustituible 145. rizado, que reúne las cualidades de todos los otros santos doctores, según san Bue­ naventura. 145 En este momento y para nuestra finalidad concreta al jansenismo no hay que verlo, exclusivamente, como sistema teológico sobre la gracia, redención, peca­ do y temas colindantes. Llevaba consigo la creación de una subcultura católica que afectaba a todas las actividades del cristiano que podía ser llamado jansenista. Den­ tro de la amplísima literatura sobre el jansenismo para este momento podrían intere­ sarlos recientes estudios de A. V anneste sobre bayanismo y jansenismo: -De prima hominis iustitia» de M. Baius. Pour une relecture critique del’Augustinus de Jansé- nius, en Nature et Grace, Leuven 1996, 185-250. Allí se aprecia la centralidad que el tema del PO tiene en todo el sistema teológico de estos autores. Sobre las implica­ ciones no sólo teológicas, sino también culturales, puede consultarse la reciente obra del filósofo L. Kolakowski, Dios no nos debe nada. Un breve comentario sobre la religión de Pascal y el espíritu del jansenismo , Barcelona, Herder, 1996. Abun-

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