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230 ALEJANDRO DE VILLALMONTE A modo como el cuerpo no es la esencia del hombre, pero sí que pertenece a él como parte esencial. En todo caso, la concupiscencia a compaña al PO como al viajero a su sombra. Con el agravante de que anegado el viajero, el PO, en las aguas bautismales, la sombra, la concupiscencia sigue boyante en los bautizados. Con ello se pre­ senta a Dios muy cicatero en su perdón, ya que deja que siga vivaz y sea fuente de pecados la libido desenfrenada como castigo por el PO. Así, pues, por respeto a la bondad de Dios, habrá que decir que, si la concupiscencia está vivaz en los bautizados, será por otros motivos y no porque tenga nada que ver con un castigo divino infli­ gido por el «viejo pecado». El obispo Julián de Eclana y el obispo Agustín mantuvieron una polémica larga y fatigosa en torno a la concupiscencia 132. En conjun­ to, y salvo pormenores a uno y otro lado de la discusión, la ense­ ñanza de Julián en este tema concreto de la concupiscencia/libido es, a todas luces, más aceptable que la de su contendiente Agustín. De todas formas, como su concepto de concupiscencia Agustín lo incorporó a la teoría del PO, al triunfar ésta en la Iglesia occidental, su teoría sobre la concupiscencia triunfó también, en forma generali­ zada. En algunos sectores fue notablemente atenuada, como en la dirección anselmiana-escotista. Se atenían al principio de que «lo natural quedó íntegro», de origen oriental. Por tanto, la concupiscen­ cia no está viciada, herida, corrompida por el PO. Lutero extremó la concepción agustiniana y dio nueva hondura a la concupiscencia. Ésta no iría ligada exclusiva ni principalmente a la sensualidad/sexua- 132 Se encuentran textos más numerosos y expresivos es en sus escritos polé­ micos contra Julián de Eclana. Éste defendía con ardor la honestidad connatural de la libido. Agustín, con mordaz ironía, le dice que defiende la libido como si fuese su ‘favorita’. Ver los libros El matrimonio y la concupiscencia. Réplica a Julián. Al lector español le conviene usar la excelente edición de las Obras completas de san Agustín, BAC, vols. 35-36-37, Madrid 1984-1985, texto bilingüe, notas críticas, anota­ ciones complementarias e índices. Se incluye también la paginación de Migne PL, y la del CSEL. Una buena interpretación del pensamiento de san Agustín sobre las relaciones entre PO y concupiscencia la ofrece, a mi juicio, el teólogo medieval Ricardo d e M ed iavilla , continuador él mismo del gran agustiniano san Buenaventura. Ver la monografía de L. C o va , Peccattum originale e concupiscentia in Ricardo di Media- vila. Vizio ereditario e sessualità nella’antropologia del xm sècolo, Roma, Ediz. dell’Ateneo, Roma 1984.

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