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26 ALEJANDRO DE VILLALMONTE y es, por muchos teólogos, elevada a la categoría de evento —eje de la actual historia y economía de la salvación y de la reflexión teológica que sobre ella se ejerce. Pero una teología que quiera ser crítica y radical, es decir, que estudie el problema desde sus raíces, no puede menos —en la situación actual de la discusión— de hacerse esta única, pero bifaz pregunta: — ¿Es que para mantener esas altas y segurísimas verdades es necesario llegar a decir que todo hombre nace en el PO? — ¿No es más cierto que, al afirmar y mantener que todo hom­ bre entra en la existencia en amistad y Gracia de Dios, aquellas solemnes y segurísimas verdades reciben una explicación más cató­ lica, más cumplida y más razonable, dentro de la analogía de la fe? Pregunta bifronte que reiteraremos a lo largo de nuestra expo­ sición. Es claro ya que de la respuesta a la misma depende el ser o no ser de la teoría/hipótesis del PO. Pasamos ya a la exposición sis­ temática de nuestra decisión. Es decir, una exposición que parta y razone desde principios seguros para todo teólogo. Al menos en la hodierna situación de la teología católica.

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