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202 ALEJANDRO DE VILLALMONTE género humano. Desde entonces todos los hombres son engendrados de los genes corruptos y corruptores de Adán y de los otros progeni­ tores varones descendientes de él. Al entrar en contacto con esta «corrompida sustancial corporal», el alma queda manchada de pecado, en situación teologal de pecado «original». Esta vulgar/popular ley del tradux peccati es elevada por Agustín a una categoría cuasi-metafísi- ca con su teoría de las «razones seminales». Según ella, las semillas de los vivientes y, por antonomasia, la de los vivientes humanos, esta­ rían dotadas de una energía misteriosa, poderosa, sobre-natural, celes­ te, divinal para influir en la actividad espiritual y hasta en el ser del alma 115. Obviamente, estas fuerzas actúan en el naciente ser humano y le ponen en situación teologal negativa, cuando su voluntad, en estado germinal, no tiene aún capacidad próxima para obrar ni a nivel psicológico ni menos a nivel de responsabilidad moral. Esta teoría de un pecado que se propague por contagio, por generación biológica, un pecado «hereditario» se considera hoy del todo inadmisible. El propio Agustín encontró serias dificultades para mantenerla. Nominalmente frente a la opinión —que iba siendo común ya en su tiempo— de que el alma humana es directamente creada por Dios e infundida en el cuerpo. Agustín se repliega, para salvar su querida teoría del PO, hacia un traducianismo antiguo y anticuado respecto al origen del alma humana. De todas formas en el mismo texto encontramos la frase lapidaria: dummodo redemptio clareat, periculum non est! = mientras quede claro que el alma necesita ser redimida, poco importa saber cómo adviene al incipien­ te ser humano. Nosotros hemos hecho una aplicación extensiva, pero lógica, a todo el problema del PO: mientras quede claro que el hombre necesita del Salvador, incluso al nacer, no importa si esa necesidad viene con motivo del PO o de otra fuente ll6. 115 Esta teoría del ‘tradux peccati’, del pecado hereditario y propagado por contagio, se basa en la convicción de que en el primer Adán estaban recapitula- dos/condensados todos los seres humanos, sus descendientes. Agustín pensaba en una inclusión biológica. Otros teólogos posteriores en una inclusión/recapitulación moral. E incluso metafísica, estilo platónico. Ya hemos comentado lo inconsistente, a juicio nuestro, de la teoría de la solidaridad de todos los hombres en el pecado de Adán. Si se entiende en sentido real y no meramente simbólico. 116 Esta idea la he desarrollado con mayor amplitud en otra parte. A. d e V illal - m o n t e , « Miseria» humana y pecado original: un gran tema agustiniano, en RA 33 (1992) 111-152, espec. 147-152.

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