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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 189 estas pequeñas, e «inocentes» criaturas le impulsa a argumentar a favor del hecho del PO en ellas. So pena de atentar contra la jus­ ticia de Dios, la virtud de la Cruz de Cristo, la dignidad del niño cre­ ado a imagen de Dios. Pero hay más, según una práctica vieja ya en tiempo de Agustín, los recién nacidos son bautizados «para remisión de los pecados». Si no queremos que la fórmula resulte vacía de contenido hay que reco­ nocer que, ante la Iglesia que los bautiza, los niños tienen pecado. Y ¿qué otro pecado podría tener el recién llegado a la vida sino el peca­ do heredado de Adán, el pecado original? Por tanto, si no queremos arruinar la eclesiología y la sacramentología católica —la que Agustín tenía en su mente— hay que decir que los niños nacen en PO. Ya hemos puesto en la balanza de la crítica el argumento a favor del PO tomado de la «gran miseria» de los niños, y lo hemos encontrado falto de peso. Sometamos a similar examen éste que se apoya en las palabras del rito bautismal108. Digamos, en primer término, que no se trata de palabras de una fórmula sacramental. Son palabras rituales, hecho que rebaja cualitati­ vamente la densidad significativa de las mismas. Entrando más a fondo en el tema, digamos que Agustín y sus seguidores hasta fecha recien­ te, han malentendido el hecho de que en el NT y en la tradición tem­ prana de la Iglesia se administre el bautismo «para remisión de los pecados», Hch 2, 28; Mt 25, 19; Me 15, 16; Jn 3, 5. La exégesis subya­ cente adolece de ser una interpretación individualista y moralista de la palabra «pecado» utilizada por los apóstoles para urgir la necesidad de recibir el bautismo. Al intimar a los oyentes la obligación de bauti­ zarse, no quieren sobreentender los apóstoles que cada uno de los oyentes se encontrase individualmente en situación de pecado perso­ nal, alejado de la amistad y gracia de Dios. Se invita a los oyentes —se digan «justos» o «pecadores»— a que abandonen una caducada economía de salvación. La economía de la ley en los israelitas o la de la sabiduría humana en los griegos, como se explica en la carta 108 La cuestión del bautismo infantil la hemos tratado a nivel teológico con mayor detención y bajo diversas perspectivas: A. d e V illa lm o n te , Bautismo de los niños, ¿para remisión de los pecados?, en NM 17 (1981) 275-285, 475-482; Id., El pecado original, cit. en nota 1, 238-241, 301-309; Id., ¿Pecado original o santidad originaria, 347-361.

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