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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 177 C) E l MISTERIO DE MARÍA INMACULADA Y EL ‘MISTERIO’ d e l P e c a d o o rig in a l 99 Este modo de explicar la economía o distribución de la gracia de Cristo, presentada en dependencia de la teoría del PO, mostró su debilidad e inconsistencia cuando se llegó a hablar, al más alto nivel teológico, del modo cómo la Madre del Señor llega a recibir el influ jo de la gracia del Salvador. Ya hemos mencionado el notable y cono cidísimo hecho histórico: la creencia en el PO con sus curiosas ideas sobre la propagación del mismo = lex communiter conceptorum, funcionó como muro de acero que intentaba contener el avance de la «piadosa creencia», la que hablaba de la plenitud de gracia inicial en María. Proclamado, como verdad de fe, el hecho de la plenitud de gracia inicial en María, todavía pervive en muchos la interpretación hamartiológica del hecho. Piensan que lo más importante en la bula Ineffabilis es la solemne proclamación final que dice lo que no pasó en María: que no contrajo el PO. Lectura superficial, sesgada y juridi- cista del conjunto de la bula. La cual, en su primera parte, la más amplia y rica de contenido teológico, ofrece una visión ‘caritológica’ honda y consecuente de este misterio, enraizado en el misterio de la excelsa elección de María en el divino eterno sobre la salvación de los hombres, al lado de Cristo y en un mismo decreto con Él. A nuestro juicio, como hemos dicho, también se malentiende por muchos mariólogos modernos la «singular gracia y privilegio» que María recibe en el primer instante de su ser. La «singularidad» no se encuentra en el puro y mero hecho de que María sí recibe la gracia inicial, y los demás hombres no reciben tal gracia. La singu laridad se descubre en la cualidad y la excelencia de la gracia reci bida en cada caso: la de María es gracia plena , tanto desde la pers pectiva caritológica-positiva: la intensidad de la presencia de la Gracia increada, de la Trinidad, como desde la vertiente negativa y 99 La relación entre el dogma de la Inmaculada y el dogma del PO ha sido obje to de detenidos estudios por parte nuestra. Puede verse A. d e V illa lm o n te , La Teología del pecado original y el dogma de la Inmaculada, en Sal 22 (1975) 25-58; Id., Qué es lo que celebramos en la fiesta de la Inmaculada, en EM 35 (1985); Id., L os inicios de la teología de la Inmaculada, en EM 40 (1990) 195-219; Id., Duns Escoto, la Inma culada y el pecado original, en CF 60 (1990) 137-153.
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