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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 23 — Algunos, veremos pronto, optan por dejar a los niños en una especie de ínterim , o tierra de nadie, entre el pecado y la gra­ cia: tales conceptos no serían aplicables a los recién nacidos, a los no-adultos. — En esta línea González Faus ofrece una auténtica novedad. Se dice, desde siglos, que el concepto de pecado, por ser una acción mala perpetrada consciente y libremente, sólo se aplica al adulto. Del niño por derivación y analogía, por cierto muy estirada y difu­ sa. Repetido esto, González Faus añade por su cuenta que, incluso en referencia al pecado original, el primordial sujeto del mismo, el primer analogado, sería el adulto. Se hablará de pecado «original» en el niño sólo por derivación, por extensión de significado y abu­ sivamente, al parecer. — Esta afirmación me parece un novum absoluto en la historia de la doctrina católica sobre el PO. En san Agustín, en los escolásti­ cos medievales, en la teología tridentina, en los neoescolásticos, el pecado «original», en cuanto era una magnitud teológica diferencia­ da y contradistinta del pecado «personal», tenía su realización única y exclusiva en los niños; era ¡achaque de niños! Los adultos no tie­ nen pecado original. Lo afirma el Tridentino respecto a los adultos bautizados. Respecto a cualquier adulto afirma santo Tomás, sin que nadie le contradijese que, llegado a la edad de la deliberación, o bien el adulto se adhiere a Dios por el acto del amor y entra en estado de gracia, o bien rechaza a Dios y entra en estado de peca­ do personal n. Podrá el adulto tener muchos pecados, pero el original, ese tipo de pecado no lo tiene. Cierto que, según dicen, sufre más que los niños las sedicentes presuntas consecuencias del PO. Pero ningún adulto tiene pecado original. Aunque siga penando por haberlo tenido. Tanto si es bautizado como si no lo es. Cierto, la afirmación es difícil de compaginar con la sinceridad del perdón otorgado por Dios. Pero ahí ha estado, inhiesta y rígida, resistien­ do los siglos. Por lo demás, afirmar que el PO se encuentra de suyo y primordialmente en los adultos, sólo podrá mantenerlo 11 El texto de Trento en DS 1515. En el bautizado sí que permanecen, y muy boyantes, las consecuencias del PO. Los textos de santo Tomás en Summa Theol., I- II, 89, a. 6; De Vertíate, q.24, a. 12. 2m.; De malo, q. 5,a. 2,8m; q.q. 10,8m.

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