PS_NyG_1999v046n001p0007_0353

CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 171 concluir que la doctrina del PO, en su contenido clásico y sustanti­ vo, es incompatible con el concepto cristiano de Dios infinitamente justo, y cargado de designios salvadores sobre los hombres. Conclu­ sión que se corrobora si nos fijamos en el atributo de Dios más exquisitamente cristiano: Dios-Amor misericordioso y salvador. El Amor-Ágape de Dios se muestra en que ha elegido a los hombres para hacerlos partícipes del bien infinito de su vida divina, Ef 1, 1-23; par. Lo que en páginas anteriores hemos calificado como voluntad salvífica de Dios, sincera y operativa, de llevar a todos los hombres a la vida eterna. Que por amor a nosotros no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros, según dice Pablo y recordaba Julián de Eclana a Agustín. Como ya explicába­ mos, esta voluntad salvadora no se puede armonizar con el hecho, propuesto por los defensores del PO, de que recuse su amistad y deje de aceptar para la vida eterna a ningún ser humano, si no ocu­ rre el previo rechazo personal , consciente y libre de la Gracia ofre­ cida. Y la doctrina del PO implica precisamente eso: que todo hom­ bre nace privado de la amistad de Dios y, además, positivamente penalizado/castigado, bajo la ira de Dios, por el pecado del primer hombre, antes e independientemente de cualquier ejercicio de su voluntad libre. En este momento, la «mancha» del PO se extiende al concepto cristiano del hombre, según veremos, después de haber afectado al concepto de Dios en forma muy peligrosa. 2. LA SOMBRA DEL PECADO ORIGINAL SOBRE EL MISTERIO DEL CRISTO Ya hemos señalado que los actuales defensores del PO también intentan mantener la existencia del mismo partiendo del misterio de Cristo Salvador. Pero, al querer concretar las relaciones entre ambas verdades, las explicaciones marchan en direcciones nítidamente con­ trapuestas: — los defensores del PO mantienen esta doctrina porque la juzgan indispensable para una recta comprensión y proclamación de la universalidad y necesidad absoluta de la gracia de Cristo; — los defensores de la «Gracia inicial/original» insistimos en que no hay forma de comprender y de explicar la sobreabundancia de la

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz