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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 167 Desde luego que hay que quitar bastante hierro y agresividad polémica a estos fogosos párrafos julianeos, hinchados de retórica. Pero también Agustín, temperamentalmente fogoso, crispado por el ardor de la discusión, se permite desahogar su fogosidad africana/ púnica y, con insistencia, llama a su contendiente hombre cruel, que no comprende la miseria de los niños, pésimo cristiano y maniqueo, mal que le pese. Lo más correcto y normal es ver en el texto citado una explosión de «furor sagrado», comprensible en un obispo cris tiano a quien el propio Agustín reconoce como ‘inteligentísimo’ y piadoso de familia. Pero también se refleja en el texto la ‘humanitas’ del hombre cultivado, de alto y aristocrático abolengo latino, con su ideal del Príncipe justo y clemente de raigambre estoico-romana —transferido por analogía y por ‘anagogía’, por sobreelevación, al Dios cristiano. Este Príncipe divino equilibrado, sereno, pleno de celestial ‘apatheia’, no es compaginable con el Dios que parece con templar Agustín: iracundo castigador de Adán y de todos los hom bres en él. Julián cree descubrir en este Dios agustiniano residuos inequí vocos del Dios de Manés, y hasta cierta secreta, subconsciente per- vivencia de instintos atávicos característicos de un ‘púnico’ como Agustín. De la raza del «fenicio cruel y pérfido», tipificada por la tra dición literaria romana y por su propaganda política91. Iglesia primitiva, I, 5; III, 75.68.126; «es más criminal culpar a Dios de crimen (como hacen Manés y Agustín) que rehusar la adoración como hacen los paganos», III, 8; III, 9. «Manés es digno de perdón comparado con tus blasfemias... Me vitupera un hombre que acusa a Dios de criminal», I, 118.119; Manés condena a algunos a la necesidad de pecar, Agustín a todos, cf. I, 120. «No temes atribuir a Dios un crimen muy grave», III, 126 (la creación de seres criminales, nacidos en pecado). Rebajas la dignidad de Dios, «pues pertenece a su dignidad que los hombres, obras suya, no puedan ser considerados perversos y culpables antes del uso de la razón», III, 124. Sobre el concepto optimista que Julián de Eclana tiene del Creador, ver G. M. Lam- berigts, Julián de Eclane Aplea fo r good Creator, en Auga 38 (1988) 5-24. También las observaciones de A. d e V illa lm o n te , Miseria humana y PO, cit. en nota 23. El Opus imperfectum c. Julianum se encuentra en PL 45, 1049-1608: el lector espa ñol tiene a mano la edición bilingüe muy manejable y anotada de las obras de san Agustín, Madrid, BAC, 1985, vols. 35-36. 91 Es claro que la imagen completa del « d io s » de Agustín tiene amplias conni vencias con el Dios semita del AT, como advirtió el propio Agustín, al hacer tan reiterada y hondamente suya la idea de que Dios castiga los pecados de los padres en los hijos, C. Jul. III, 78. Un Dios intensamente pasional en las manifestaciones
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