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22 ALEJANDRO DE VILLALMONTE como un ‘caso límite’ se podría hablar del PO en los niños. El PO es algo del todo serio. ¡El PO no es cosa de niños! Esta dirección culmina, en cuanto yo conozco, en un texto de J. I. González Faus, muy tajante y expresivo. Critica él el proceso por el que, sobre todo desde Agustín y durante quince siglos, el problema del PO se ha centrado en torno a los niños. «Lo trágico del proceso que acabamos de describir es que convirtió lo qu e es un ca so lím ite (a saber: en qué sentido puede el niño tener PO), en el p rim er a n a lo g a d o d e la d efin ición d el PO. Y la teología del PO ha cojeado siempre de este defecto de conceptualización: haber querido edificarla y deducirla a partir de los infantes. Hasta el mismo Tridentino, como ya vimos, se encuentra prisionero de esta hipote ca histórica.El error es comparable al que se cometería si se quisiera aplicar el concepto de persona al recién nacido. El concepto de per sona sólo se realiza plenamente en el adulto, por derivación y como caso extremo, en los niños. Habría sido más sencillo decir que el niño sólo puede ser pecador en la misma manera deficiente e inco ativa y dinámica en que es persona. Y que, por tanto, cuando el PO se predica de los niños, tiene un .sentido totalmente análogo, no sólo al pecado personal, sino incluso respecto del PO, cuando se predica de los adultos. El niño ha entrado en esta historia de dete rioro que él, en uno u otro grado, ratificará y hará suya con sus pecados personales»9. No puedo detenerme a comentar por extenso esta opinión 10. Propongo la mía en forma esquemática: — Plenamente de acuerdo con los que denuncian como notable y hasta trágico error el haber llamado pecadores a los niños recién llamados a la existencia.Y añado: error por partida doble, a ) por el duro y mero hecho de llamarles pecadores; b) por el empecinamien to y solemnidad con que lo hicieron durante más de quince siglos. 9 J. I. G onzález F aus , Proyecto de hermano. Visión creyente del hombre, San tander, Sal Terrae, 1987, 382-383. También insiste en esta idea K. H. W eger , Theolo- gie der Erbsünde, Freiburg, Herder, 1976, 93s., 106, 161-175. Más adelante mencio namos el sentir de E. G uttwenger y de A. V anneste . 10 La explicación de González Faus sobre el PO mejora en varios momentos importantes la explicación tradicional, especialmente cuando elimina la teología de Adán. Pero, tal vez, se aproxima demasiado a la postura luterana que habla del PO como de una corrupción existencial de la natura humana y le concede el rango y fuerza de ‘pecado permanente’ en la vida humana.
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