PS_NyG_1999v046n001p0007_0353

CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 153 ral, dejando los temas colaterales, más discutibles. Con la intención de hacer comprensible la afirmación que encabeza este apartado: que la teología católica del sobrenatural hace innecesaria, superficial la argumentación teológica que, desde san Agustín y durante quince siglos, se ha propuesto para fundamentar la teoría del PO. Sin contar las ‘aporías’ a las que, desde otros puntos de vista, lleva a nuestro sistema católico de creencias y los ‘perjuicios’ que ocasiona en la vida práctica de los creyentes. Volveremos sobre este punto. Recuerdo aquí los datos más importantes y seguros que la teo­ logía del Sobrenatural nos ofrece. — Para una visión cristiana del hombre es seguro que no exis­ te más que un único fin supremo de su existencia: la visión y amor intuitivo de Dios que implica el compartir la vida íntima de la Trini­ dad. En este convivir con Dios encuentra el hombre la realización planificante y beatificante de su ser; encuentra su «Salvación», en sentido más denso y alto de la palabra. Esta ‘Salvación’ es la que tenemos presente en este momento. — Por encontrar la visión de Dios la realización beatificante de su ser, hay que decir que tal visión/amor intuitivo es lo más honda­ mente «natural» que al hombre puede acontecerle: es rigurosamente «naturalísimo». Lo llamamos «sobrenatural» porque es don absoluta­ mente gratuito de parte de Dios. Sobrenatural aquí se refiere al ‘modo divino’ de cumplirse el deseo «natural»: es cumplido en forma que excede en absoluto el modo y posibilidades humanas de obrar. — Por este motivo, hay que decir que el hombre se encuentra en absoluta imposibilidad de conseguir su Salvación a la cual, sin embargo, está destinado por Dios, como fin único. Y, por ende, en absoluta necesidad de la gracia del Salvador. — Por eso se comprende que la primera función que la gracia de Cristo ejerce sobre el hombre es promocionar y cumplir el deseo «natural/ontológico». Su gracia «trans-naturaliza» al hombre, lo dota de un nuevo ser, lo hace nueva criatura según lenguaje de san Pablo. Desde el ser ‘natural’ lo eleva al ser ‘sobrenatural’: lo deifica/diviniza según fórmula de los Padres griegos 84. 84 Por el contrario, san Agustín y la teología occidental/latina mantienen, en general, una visión infralapsaria, hamartiológica de la actual economía e historia de

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz