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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 151 clusión a todas luces falsa, insostenible en buena teología católica. La impotencia soteriológica — la necesidad del Salvador— no surge, en primera y última instancia, del obrar, del comportamiento del hombre: radica en ser creatural, finito visto en su referencia al Infi nito, a cuya participación ha sido llamado gratuitamente. Volvamos al punto de partida de toda afirmación teológica sobre el hombre: la llamada que ha recibido para participar en la vida íntima de Dios-Trinidad. Sólo aquí encuentra el hombre la «Sal vación». Pero es obvio que esta «Salvación»» es un bien (un objetivo, si vale la expresión) absolutamente trascendente, infinitamente ale jado de las posibilidades humanas: sobrenatural, sobre-humano. Admitimos, con la mejor teología católica, que existe en el hombre un deseo natural, ontològico de la visión y amor intuitivo de Dios. Pero, aunque es un deseo natural, ontologico de la visión y amor intuitivo, se trata de un deseo de ‘recibir’, que no implica en abso luto estar dotado de ‘posibilidad’, energía interna capaz de llegar a la vida eterna. Ésta es un don gratuito, total donación libre y gene rosa de Dios. Mirado en sí mismo y no obstante su deseo de Dios, el espíritu humano se encuentra en absoluta imposibilidad óntica y operativa, en absoluta indignidad e inmerecimiento moral para con seguir la Salvación. En otras palabras, mientras el ser humano no desborde su condición creatural, finita, se encuentra en absoluta impotencia de alcanzar la Salvación: la que la religión cristiana ofre ce; absolutamente necesitado del Salvador. En consecuencia, inde pendientemente y con anterioridad a que cada hombre llegue a encontrarse en situación de pecado y, aunque, por hipótesis, no lle gase a tal situación, ya estaba en impotencia absoluta respecto a la Salvación. Por tanto y finalmente, no es preciso hablar de una uni versal condición pecadora en el hombre para explicar la necesidad que tiene de Salvador y la imposibilidad de conseguir su gracia por sí mismo. No es lícito identificar impotencia soteriológica y necesi dad del Salvador con situación universal de pecado. Es una confu sión de lamentables consecuencias en soteriologia, en la caritología y en la teología del PO que nos ocupa. Porque toda situación de pecado crea, sin duda, impotencia soteriológica; pero esta impoten cia soteriológica absoluta existe-ya allí donde no se ha incurrido todavía en pecado.
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