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132 ALEJANDRO DE VILLALMONTE de la Iglesia de los redimidos. Los demás agraciados con la gracia original obtienen el mismo don, siquiera sea en forma menos per fecta. Por eso, debemos decir que la diferencia entre María, santifica da en su primer instante, no hay que verla en que ella sí fue santifi cada y los demás hombres no lo han sido. La diferencia hay que señalarla en que María recibe la santificación en forma plena/perfec- ta/eminente y los demás hombres en menor perfección y riqueza de contenido y de consecuencias. En nuestro lenguaje cotidiano tene mos expresiones similares: si decimos que Agustín de Hipona tiene una inteligencia «singular, privilegiada», no sugerimos que los demás carezcan de ella, sino que la tienen, al parecer, con menor perfec ción y plenitud de desarrollo. María es una mujer de nuestra carne y sangre, consustancial, concorpórea y consanguínea de los demás hijos de Adán. Incluida en una historia y economía de gracia idéntica a la nuestra, pero María tiene una misión preferencial. Por ello se le dispensan los dones del Espíritu en forma más perfecta/eminente/plena que a los demás, que los reciben en forma menos perfecta, según la medida de Cristo. No podemos pensar que los dones de la adopción de hijos, la inhabita- ción de la Trinidad/Espíritu Santo, la deificación que tienen lugar en María, por ser más eminentes y de singular perfección, no les sean concedidos, en absoluto, a los demás redimidos. 6. NACIDOS EN EL PARAÍSO DE DIOS Abandonamos, por un momento, la rigidez del lenguaje teológi co técnico y nos acogemos a la palabra vivaz del símbolo, del mito, de la figuración poético-literaria, de la parábola. En realidad, éste es el lenguaje más apropiado para hablar del misterio de los orígenes. Tanto de la humanidad en general, como de cada hombre en parti cular. Por desgracia, durante siglos, la teología cristiana abandonó el primer lenguaje simbólico, figurado y parabólico de la Biblia cuan do habla de los inicios de la vida humana, Gn 1 - 3 . En su lugar, pen saron que engrandecían y sublimaban la narración si la dotaban de una densa,infantil y bastante crasa historicidad que ha durado hasta nuestros días. Al mismo tiempo, la ontologizaban con materia les traídos de la especulación platónica y gnóstica.
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