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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 131 La bula Ineffabilis, en sus palabras definitorias, proclaman lo que n o ocurrió a María en su primer instante de vida. Podrá adver­ tirse que el misterio que se realiza en María se expresa en lenguaje negativo y, por ello, pobre de contenido. Por eso, es indispensable leer toda la bula, sobre todo sus páginas iniciales, para llenar de contenido positivo las finales palabras definitorias. El contenido positivo es el hecho de la plenitud de Gracia en María. La piedad del pueblo cristiano y de los teólogos vieron a María llena de gracia progresivamente y retrospectivamente en el saludo del ángel, en su nacimiento, en el seno materno, hasta culminar en el primer instan­ te de su ser. La plenitud de Gracia es la que hace que no tenga lugar en ella el contagio del PO, ni de cualquier pecado personal poste­ rior. Para el desarrollo actual de la Mariología la referencia del dogma de la Inmaculada al PO es meramente contingente, ocasio­ nal, transitorio. Una referencia meramente ‘histórica’. Válida en una época en la que la creencia en el PO era verdad común, universal e importante. Una exposición sistemática del dogma de la Inmaculada, si quiere estar actualizada, no tiene motivos para hacer referencias al tema del PO. Sólo existen motivos cuando se hable de desarrollo de este dogma a lo largo de la historia. Apoyándose en las palabras del texto definitorio que habla de «singular gracia y privilegio» concedido a la Madre del Señor, muchos entienden la ‘singularidad’ en sentido excluyeme: a María se le concedió la gracia original y a los demás no. Sin duda que ésta era y es la interpretación que circuló durante siglos. Sin em­ bargo, lo correcto es interpretar la ‘singularidad, y el ‘privilegio’ en sentido incluyente, expresión de una forma más eminente y per­ fecta de poseer aquello mismo que todos poseen; si bien sea en forma proporcionalmente inferior, pero real, objetiva, por denomi­ nación intrínseca y formal. Ya los primeros inmaculistas medievales apuntaban la idea de que, la Gracia original eminentísima que María recibe según su elec­ ción en el plan divino de salvación, tiene la intención de hacer de la Madre del Señor fuente, medianera de las gracias. María está enri­ quecida con la Gracia original y de toda gracia en sentido pleno, eminente a fin de ser la medianera de la gracia de la redención para los demás redimidos. Se le concede la Gracia original en forma arque- típica, paradigmática, fontal. Ella es el inicio de la nueva Creación,

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