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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 129 en la alabanza que se le debe si, por ignorancia, fuere inevitable caer en uno de los extremos»71. Me parece que no se comete ningún exceso al decir que la sobreabundante gracia de Cristo acoge y hace suyo a todo hombre cuando llega al mundo. En todo caso, si hubiere ‘exceso’ sería a favor de Cristo; y del hombre re-creado por su gracia. El bautismo —que sólo algunos reciben— intensifica la original incorporación a Cristo. Como la intensifica la recepción de la Eucaristía y toda la vida cristiana posterior. Pero la vida del recién nacido ya estaba radi­ cada en Cristo desde el primer momento en que es hombre. C ) D esd e el m isterio d e M aría I nmaculada AL MISTERIO DEL HOMBRE REDIMIDO El tema lo hemos tratado en forma monográfica y detenida en otros momentos. Por ello me permito ser breve al exponer un argu­ mento que, por otra parte, muchos estimarán discutible. Es fácil advertir su continuidad con el anterior, basado en similares princi­ pios de soteriología y caritología 72. La relación entre el ‘viejo dogma’ del PO y el ‘joven dogma’ de la Inmaculada reviste notable interés desde la lejana Edad Media hasta hoy mismo. A finales del siglo xiii y durante siglos, el dogma del PO cumplió la tarea del mítico pez rémora que, al decir de los antiguos, retrasaba el avance de las naves en la superficie del Mare Nostrum. El «dogma de granito» del PO impidió que la cristiandad occidental avanzase hacia una más profunda y universal compre­ sión de la eficacia de la Cruz de Cristo y de su acción en la santifi­ cación de María. Proclamado el dogma de la inmunidad de María, los defensores de la doctrina del PO se apoderan del dogma maria- no —al que muchos de ellos se habían opuesto tenazmente— y lo 71 Escoto, en Oxon, d. 13, q. 4, n. 9; ed. Vives XIV, 463b. En esta misma direc­ ción se desarrolla la llamada «regla de oro de la Mariología escotista: «Si no repugna ni a la autoridad de la Escritura, ni a la autoridad de la Iglesia, parece probable atri­ buir a María lo más excelente». Ver comentario de C. B alic , De regula fundam entan Theologiae Marianae scotisticae, en CFS, II, 3-38. 72 Ver los estudios citados en nota 70. El tema es desarrollado allí con mayor detención y documentación.

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