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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 117 ginado); c) por el modo mismo de ser originado (libidinosamente, ex semine infecto , decían) Claro que esta constatación, que parece sen­ cilla, implicaba afirmaciones transcendentes para la historia religiosa de la humanidad y de cada individuo humano. Ya lo explicaron largo y tendido los mantenedores de la teoría del PO. La fórmula (o lexema) «Gracia original» está construida a imita­ ción y, al propio tiempo, en oposición y con intención de desplazar a la fórmula (o lexema) «pecado original» a la hora de calificar la situa­ ción teologal del recién nacido. Describiendo ulteriormente el conte­ nido de la fórmula adoptada diríamos: — El hombre, al entrar en la existencia, n o se encuentra en aquella situación denominada «pecado original», sino que se encuen­ tra en un estado de gracia calificada como ‘original’. — El calificativo de «original», aplicado al pecado en el que habría incurrido todo naciente ser humano, quería significar —desde san Agustín y hasta hoy mismo— que el pecado le afectaba indivi­ dualmente desde el originarse mismo de su vida: desde el primer instante de su ser natural. — Por ello era calificado como ‘pecado de la naturaleza’ (pee - catum naturae). Y le calificaba (descalificaba) al hombre como peca­ dor verdadero ya antes e independientemente de cualquier posible ejercicio de su voluntad personal. El hombre sería un ser congènita y connaturalmente y radicalmente pecador, un ser malo de nacimien­ to y de raza. — La connotación de ‘original’, añadida al sustantivo ‘pecador’, testimoniaba también la convicción de que el PO se trasmite desde el inicio de la historia hasta el final de la misma, de padres a hijos, inmerso en el mismo proceso de la generación biológica por el que se trasmite la vida. Las explicaciones de este singular hecho eran varias, tortuosas y oscuras todas ellas. — El PO se califica de «originante» porque: a) aplicado al padre Adán se veía en él el causante de la mísera condición de todos sus descendientes; b) en cada hombre se considera originante, raíz y fuente irrestañable del pecar en la posterior vida adulta. — Por nuestra parte, al hablar de la Gracia inicial/original en la humanidad infantil, nos distanciamos de la opinión de los autores antes mencionados que hablan, en el caso, de un todavía-no la

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