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386 JAIME NUBIOLA «Nadie ignora que, a principios del siglo presente, la Cultura se vio toda ella agitada por una ‘sorda conspiración contra la Inte­ ligencia’. El pragmatismo, el activismo, la filosofía de los valores, el inmanentismo modernista en lo religioso, las tendencias místi- co-orientalizantes dominaban todo el campo; habiéndose descu­ bierto y, lo que es peor, demostrado, gracias a una demoledora ‘crítica de las ciencias’, en la cual colaboraban los hombres de ciencia mismos, que ni la razón puede dar cuenta enteramente de la realidad, ni constituye siquiera un órgano adecuado al cono­ cimiento de parte alguna de la misma. Todo esto era algo que, para la Filosofía, había acontecido: cabía superarlo, pero en mane­ ra alguna prescindir de ello. Si el intelectualismo se restauraba, había de ser asimilando todas esas dificultades (...) A lo que pode­ mos llamar (...) ‘reforma kepleriana de la filosofía’, debía presidir un espíritu de substitución de la rigidez racionalista por un recur­ so a la mayor capacidad y flexibilidad de la Inteligencia» (p. 172). El pensamiento de Eugenio d’Ors no es en modo alguno una filo­ sofía racionalista, sino más bien en expresión suya «una filosofía de batalla» o una «metafísica de andar por casa»17. «Bueno es que ahora insistamos en este valor pragmático y hasta, si se quiere, casero, de la Filosofía», afirma al comienzo de ese diálogo (p. 155). Bajo estas expre­ siones, casi despectivas, lo que se encierra es una fecunda apelación a la experiencia ordinaria, de la que se ha alimentado desde Sócrates la genuina reflexión filosófica, y a la experiencia especializada de las ciencias, que ha nutrido el formidable progreso de la cultura y la socie­ dad en los últimos dos siglos. Ahí radica a mi entender la extraordina­ ria actualidad del pensamiento de Eugenio d’Ors: la «Filosofía no es contemplación pura, sino contemplación inscrita en la acción»18. Sin embargo, ese pensamiento vivo, que había sido expresado durante cuarenta años en su Glosario, requería a juicio de d’Ors ser expuesto ahora en El secreto d e la F ilosofía de modo sistemático: «poner en orden nuestra propia filosofía, quiere decir, procurarle una manera de construirse inteligiblemente» (p. 162). Para ello echa mano de la Instauración filosófica de Étienne Souriau, que es un estudio de 17 E. d ’O rs, «Filosofía de batalla», Glosan (Selecció), p. 80; J. F u ste r, Literatura ca talan a contem poránea, p. 140. 18 E. J ardí , «La filosofía de Eugenio d’Ors», La Lectura , XIV, n.° 161 (1914), p. 6.

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