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346 BERNARDINO DE ARMELLADA un deseo elícito inicial, según la idea bonaventuriana— ). Antes de pasar a las pruebas de esta conclusión, insiste, ahora con precisión escotista, sobre la diferencia con los tomistas. Éstos, dice, no distin­ guen la exigencia propiamente dicha de la inclinación natural, sino que más bien las confunden. Lo cual es evidentemente erróneo, ya que la inclinación natural, en sentido estricto, no es más que la simple capaci­ dad en orden a una forma (o perfección) que le es conveniente y adap­ tada; pero no le es tan necesaria, que sin ella se encontraría en una situación violenta (o de incompletez). Además, resulta indiferente por qué medios es recibida esa perfección, bien sea desde las fuerzas propias de la naturaleza o por la intervención de un agente superior. Contrariamente, la exigencia incluye, junto con la inclinación del suje­ to, las disposiciones inmediatas para hacerse con esa perfección, de manera que sin ella se sentiría en un estado violento de incompletez22. Pasa luego a las pruebas: La primera, tomada de san Agustín, es la simple constatación del hecho de que todos deseamos ser feli­ ces, aunque algunos no sepan en qué consiste la felicidad en con ­ creto 23. El segundo argumento lo refiere al apetito o inclinación innata, entendido en sentido plenamente escotista. No es más que la repetición de lo que dijo en la nota segunda: en la recepción pasi­ va de una perfección (o forma) sólo pueden darse, por lo que se 22 Ibid.: «Antequam probetur haec conclusio advert, quod discrimen inter nos et thomistas est quod thomistae non distinguunt exigentiam proprie dictam ab incli- natione naturali, sed eas invicem confundunt, quod falsum est: nam inclinatio natu­ rae pure sumpta dicit puram et simplicem capacitatem in ordine ad formam sibi con- venientem et consentaneam, ita tamen ut sine ea existens non esset in statu violento, estque quid indifferens ad agens, nempe ita ut vel earn propriis viribus comparari possit, vel alterius agentis naturalis, vel virtute solum superioris agentis, et speciali auxilio utentis: Exigentia vero naturae proprie sumpta est ipsa inclinatio seu appeti- tus cum suis dispositionibus, ut notat Seraph. Doct. lib 2, dist. 19, art. 3, quaest. 1, corp. et ad 4. importat talem ac tantam subiecti inclinationem in formam sibi conve- nientem ut, illa carente, esset in statu violento, et ideo supernaturalitas supra exi­ gentiam naturae requirit, ut formam, quam appetit, solus agens supernaturale earn possit inducere». 23 Ibid., n. 87; p. 40a: «Probatur autem primo ex D. Aug. lib. 3, de Trinit., cap. 3 et 10, et in Psal 113, cont. 1 dicente quod omnes cupimus esse Beati, et appetimus bea- titudinem, licet in particulari aliqui nesciant quid sit». Extrañamente Barbieri no cita el famoso texto agustiniano: «Nos has hecho para ti, Señor», que casi ningún autor omite en un contexto como el presente.

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