PS_NyG_1998v045n002p0255_0389
310 FRANCISCO DE ASÍS CHAVEKO BLANCO que el instinto, el deseo y el conocimiento se dan en un doble plano: general y especial. En el deseo de la bienaventuranza se da un pro ceso análogo al del conocer. Si el dictamen sobre el bien en general viene del conocimiento natural, el conocimiento especial no provie ne totalmente de los hábitos naturales, sino del juicio que hace la razón deliberativa, lo mismo ocurre con el deseo, porque si en todo hombre se da este deseo de la bienaventuranza en general, basta que esta sea creída como un bien y este bien sea apetecido 175. Se trata ciertamente de un conocimiento innato, por el que el hom bre percibe que la bienaventuranza es su propia suficiencia, porque aquí la indigencia del hombre es una inclinación y una disposición para la suficiencia 17<s. Si el deseo de la bienaventuranza está inserto en la constitución misma del ser del hombre, provienen ciertamente del hecho de la creación. San Buenaventura establece un principio que puede ser con siderado como principio, universal: el deseo tiene su origen en la esen cia 177, realmente se trata de una idea tomada de la Summa Hálense™. En el contexto que la Summa Hálense sitúa esta idea es el corazón mismo de la antropología teológica, para definir la vida, el appetitus es una fuerza dada por Dios a todas las criaturas mediante la cual se ordenan a su complemento y en él están radicadas. No sólo está en la criatura sino en los principios esenciales de la misma 179. 175 Cf. 4 Sent d 49 p 1 a u q 2 ad 1.2.3 (IV, 1003). 176 «Si quaeras quomodo cognovit in generali?, dico, quod innata est ilia cog- nitio. Si quaeras: per quid? dico, quod sufficientiam cognoscitur per indigentiam. Si opponas, quod privatio non est via cognocendi habitum; dicendum, quod est quae- dam indigentia omnino privans, quaedam disponens et inclinas; et haec est ratio cognoscendi. Unde si materia necessario haberet potentiam cognoscendi, cognosce- re utique formam, ad quam inclinatur et disponitur; sic anima sufficientiam suam per indigentiam», 4 Sent d 49 p 1 a u q 2 ad 1.2.3 (IV, 1004). 177 «Appetitus ortum habet an essentia», 1 Sent d 3 7 p 1 a 3 q 1 f 3 (I, 646). 178 «Nec solum appetitum rem completam in esse sequitur, sed in ipsis rerum principiis essentialibus radicantur et fundantur», Summa Halensis, II, n.° 482 (II, pp. 666). 179 «Nota ergo quod in omni motu, sive ad formam sive ad situm, primum principium motus intrinsecum est appetitus: haec etenim est vis a Creatore indita creaturis, per quam ad suum complementum ordinantur et in sui complementum stant et radicantur: Nec solum, est in creaturis, sed etiam in creaturarum essentiali bus principiis», Summa Halensis, II, n.° 482 (II, p. 666).
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz