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306 FRANCISCO DE ASÍS CHAVERO BLANCO tutivo del ser que es el proceder de otro por creación (esse ab alio) a lo que sigue el estar destinado a otro (esse ad alium). En este sen tido, el deseo podría ser entendido como la tendencia a lograr el hombre una identidad consigo mismo. La teoría bonaventuriana del deseo está integrada por un con junto de elementos físicos, psicológicos y metafísicos, que desde angulaciones diversas ofrecen distintas perspectivas de este único tema. Al igual que la intencionalidad, el deseo dice de la apertura del hombre hacia un fin que le transciende y se le puede conside rar como una derivación de la intelectualidad y espiritualidad que definen al ser humano. El deseo sigue al conocimiento natural inna to. En armonía con la idea antes expresada de que el appetitus bea- titudinis nace de la positiva ordenación del hombre al misterio —convenientia — y de su real indigencia, afirma Buenaventura que la ratio cognoscendi brota de su mismo hontanar. Hay un conoci miento innato, una notio beatitudinis, impresa en el hombre, como afirma san Agustín, asegurando el deseo humano de la bienaventu ranza l64. San Buenaventura afirma que este conocimiento es innato, mostrando que la suficiencia se conoce por la indigencia, y está no es indigencia privativa, sino disponens et in c lin an s^ . El deseo de la bienaventuranza tiene en san Buenaventura un fundamento antropológico, la capacitas don i sufficientissimi , que la imagen de Dios entraña. Es un deseo natural, porque en la condición creada del hombre tiene su origen l66. En esta con- 163 Para este tema, cf. J. G. B o ugero l , Desiderium, en Lexique Saint Bonaven- ture, publiée sous la direction de... Paris 1968, 52, con algunas referencias bibliográ ficas. El mismo Bougerol reconoce que «la bibliografía essenciale su questo argo mento é assi scarsa». Se remite a la voz «Dessir», en Dictionaire de Spiritualité, 3, Paris 1957, 592-604; Cf. Desiderio, en Dizionario Francescano, Padova 1983, 343- 350; J.-G. B ougerol , «L’aspect originel de l’itinerarium mentis in Deum et son influen ce sur la spiritualité de son temps», en Ant., 54 (1977) 309-325. 164 Cf. S an A gustín , De libero arbitrio, 2, 9, 26 (PL 32, 1254-1255). 165 «Si quaeras quomodo cognosci in generali, dico quod innata est illa cognitio. Si quaeras per quid, dico quod sufficientiam cognoscit per indigentiam. Si opponas quod privatio non est via cognoscendi habitum, dicendum quod est quaedam dispo nens et inclinans, et haec ratio cognoscendi», 4 Sent d 49 p 1 a u q 2 conci (IV, 1004). 166 «Quoniam igitur anima rationalis creata est ad Dei imaginem et similitudi- nem et facta est capax doni sufficientissimi», 4 Sent d 4 9 p 1 a 1 q 2 conci. (IV,
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