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ANTROPOLOGÍA Y ESCATOLOGÌA 303 por el conocimiento y el amor, la comprehensión y la fruición es posible. El hombre ha sido creado para entender (intelligere) la suma bondad, y mediante el acto de entender amarle, y así poseer le y gozarle, o lo que es igual para la alabanza, servicio y fruición de la bondad suma 154. Juan de la Rochelle parece anticipar la fórmula bonaventuriana fo rm a beatificabilis. El fin de la creación del hombre es la biena venturanza, que sólo en Dios es posible 155. En este sentido, se puede decir que la raíz última de la escato- logía, no entendida en un sentido de lugares metahistóricos, sino como un fin que transciende al hombre, es precisamente la protolo- gía. El hombre nace marcado con una vocación divina, que es la gloria misma de Dios, participar de su bondad y de su gloria. Como imagen de Dios, es form a beatificabilis. L a fu er za d el d eseo Supuesta la destinación del hombre a un fin que le transcien de, que es una constante de la antropología teológica, y este fin del hombre es el que articula el tratamiento del problema, cabe pregun tarse que puente tiende san Buenaventura, entre el presente del hombre, marcado con esta vocación y su destino final. La vocación Dei bonitas que est finis communis omnium creaturarum, unde omnia propter seme- tipsum creauit Altissimus; et secundarius, scilicet creature ipsius utilitas; secundum quod dicitur in secundo Sententiarum, discintione prima: utilitas autem creature est in participacione summe bonitatis», Juan de l a Rochelle, Summa de Anima. Texte critique avec introduction, notes et tables, publié par Jacques Guy Bougerol (Tex tes Philosophiques du Moyen Âge, XIX) Paris 1995, cap. 19, pp. 75; Pedro Lombar do, 2 Sent d 1 c 4 n.° 5 (I, 333). En realidad son ideas tomadas ad sensum de Hugo de San Victor. Cf. De sacramentis christianae fidei, 1, 2, 1 (PL 176, 205c). 154 Cf. Ju a n d e la R o c h e lle , Summa de Anima, cap. 19, pp. 75. 155 «Cum ergo finis racionalis anime sit beatitudo, tota anima racionalis erit bea tificabilis; sed non est beatitudo nisi in Deo, ergo tota anima beatificabitur in Deo: ergo et quantum ad sensum et quantum ad intellectum; sed quantum ad sensum non potest beatificari nisi in Deo secundum naturam diuinam, sed solum quantum ad intellectum; finis ergo ipsius anime racionalis erit beatificatio in utraque natura», Ju a n d e la R o c h e lle , Summa de Anima, cap. 19, pp 76; cf. Alcher d e C la irv a u x , De spiritu et anima, 9 (PL 40, 785).
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