PS_NyG_1998v045n002p0255_0389

258 FRANCISCO DE ASÍS CHAVERO BLANCO las letras con el deseo del cielo 8. La tensión escatológica, de la que aquí se habla, es una tensión de tipo espiritual, pero que no deter­ mina la función de los escha ta en la sistematización, porque como nota L. Mauro, tanto en el B reviloqu ium como en el Itinerarium , es continua la invitación a servirse de lo creado para orientarse y llegar a Dios 9. La pregunta a la que tratan de responder estas páginas no es ésta, sino la función que las realidades últimas tienen en el tema del hombre, en cuanto lo escatológico afecta a su ser y a su histo­ ria. ¿Han sido las realidades últimas incluidas en un cosmos pen­ sado en relación con Dios?, o más bien, ¿es el cosmos, el que más allá de sí mismo, ha sido puesto en relación con Dios? Este segun­ do miembro de la cuestión llevaría a un acosmismo, si la criatura es referida únicamente a Dios, sustituyendo todas las cosas y situa­ ciones. Hacer a Dios la verdadera postrimería del hombre, es vol­ ver al centro de la escatología bíblica, con su idea de pertenencia a la comunidad elegida, o al estar con Dios, eliminando elementos cosmológicos, que en la Escritura y en la teología patrística son secundarios. La definitiva postrimería del hombre sería Dios 10. En este sentido, las fórmulas de la Iglesia, aparentemente ahistóricas, encierran una verdadera teología de la historia. Los análisis de J. Danielou demuestran que la fórmula dogmática de Calcedonia encierra una concepción teológica de la historia, en cuanto que la unión hipostática es el esch a tón que rigen el tiempo de las pro­ mesas y el del cumplimiento y es esencialmente el que ha venido, el que ha de venir y el consumador de todo 11. Dios es la postri­ mería del hombre en el modo concreto en que a él dirigido en Jesucristo, revelación de Dios y, por consiguiente, el resumen de las postrimerías. Vista desde esta perspectiva, la escatología en su totalidad es el verdadero lu g a r teológ ico , la doctrina de la salva­ ción. Esto es sencillamente central. 8 A esto responde la obra ya clásica de J. L e c le rq , Initiation aux auteurs monastiques du Moyen Âge. L'amour des lettres et le désir de Dieu, Paris 1963. 9 Cf. Itin., 1, 2 (V, 297); L. M a u ro , «“Meditatio” e cultura... », 56. 10 Ipse Deus post hanc vitam sit locus noster, San A g u stín , Enarratio in psal- mum, 30, n.° 8 (PL 36, 252) Enarratio in psalmum, 70, n.° 5 (PL 36, 878). 11 Cf. J. D a n ie lo u , «Christologie et Eschatologie», en A . G rillm eier - H. B a c h t, Das Konzil von Kalkedon (Würzburg 1951-1954), vol. III, 269-286.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz