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ANTROPOLOGÍA Y ESCATOLOGÌA 281 el esfuerzo del estudio e implica el ejercicio de la virtud, entendi­ da como disposición o hábito adquirido por el ejercicio. El telos puede ser considerado como algo divino o como una de las cosas mas divinas que existen. Aristóteles intelectualiza —y es una derivación de su antropo­ logía— la visión de la eudaimonía, al considerar como verdadero esfuerzo a la theoría, la actividad humana cercana a la divinidad. Una posible clave de lectura de la ética de Aristóteles pudiera hallarse en la filosofía de los valores, dado que el hombre tiende siempre hacia unos fines concretos, configurados como bienes y entre ellos se puede establecer una escala dado que los bienes y fines están subordinados a un fin o bien absoluto, aunque real­ mente resulta impensable en su pensamiento un proceso in infini- tum que destruiría precisamente los concepto de bien y de fin que estructuralmente implican un término, de forma que todos los bie­ nes y fines están subordinados a un bien supremo. La eudaimonia será este bien supremo. Si en san Buenaventura pueden leerse auctoritates de Aristó­ teles, que vienen a constituir el bagaje filosófico de su argumenta­ ción, habría que preguntarse desde que claves ha sido leído el pensamiento aristotélico. Aristóteles, al rechazar la idea platónica del bien en sí transcendente resulta impensable su asimilación por Buenaventura, porque para los esquemas aristotélicos el hombre no podría realizar ni alcanzar. La eudaimonía se resuelve en un plano de inmanencia, no como un bien realizado de una vez para siempre sino como realizable por el hombre; en este sentido puede llamarse proyecto ético de existencia. Aunque, por otra parte, el concepto de bien no sea en Aristóteles una realización unívoca, sino que al igual que el concepto de ser sea una realidad legible e interpretable desde una gran variedad de significaciones y de sentidos. La construcción global de la ética aristotélica es impensa­ ble sin el concepto heleno de arete, en este sentido, el concepto de bien es, más que categoría metafísica, categoría ética, dado que el bien del hombre consistirá sólo en la obra de la razón y la acti­ vidad del alma según la razón. La lectura de Aristóteles se ha hecho desde una clave ajena a Aristóteles mismo. ¿Tiene aquí cabida la afirmación de Y. M. Congar de que san Buenaventura interpreta en clave dionisiana textos de

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