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278 FRANCISCO DE ASÍS CHAVERO BLANCO minado por el deseo del verdadero bien y al mismo tiempo, como ser perfectible que busca su propia perfección. En una línea psicológica, la bienaventuranza es presentada como bonum appetibile. Se trata de un axioma platónico, el omn ia bonum expotant que articula la teoría de la felicidad y del bien en la ética aristotélica. El bien es la meta de las artes y de las indagaciones del espíritu humano y ser definido como el objeto de todas las aspi­ raciones humanas 72. La auctoritas de Aristóteles, puede decirse que se asume «descontextualizada», dado que Aristóteles hace derivar el deseo del bien de la ciencia política y Buenaventura hace de él un apriori antropológico, en cuanto lo considera un appetitus naturalis, común a todos y perpetuo 73. Esta primera parte de la argumenta­ ción, en las tres variantes que presenta, gira en torno a una estructu­ ra que se supone apriórica en el hombre, la cupiditas ven boni, que es una tendencia natural y perteneciente al sujeto humano desde su creación. En este sentido se habla de una estructura apriórica. El mismo hombre, abierto al horizonte ilimitado del ser, es perfecti­ ble. El deseo de esta perfección es también natural. Hablar de la natural tendencia del hombre a la bienaventuran­ za, supone hablar de una intencionalidad (intentio) como real deri­ vación de la capacita s Dei. La bienaventuranza se puede situar den­ tro de este conjunto de ferencias que en el hombre se dan y que es el fin de la intentio y de la capacitas Dei. El hombre intenciona­ do y abierto suponiendo esta apertura e intencionalidad que el hombre conoce su propio fin y a él relaciona su actividad. Vivir abierto a un fin y vivir con deseo de la bienaventuranza se pudie­ ran considerar no dos planos de la existencia, sino como dos dimensiones de la misma. La capacitas beatitudinis o la intentio beatitudinis , que aunque son expresiones formalmente diversas, son, sin embargo, coinciden­ tes, porque expresan la tendencia del hombre a la bienaventuranza, 7 2 Cf. A ristó te le s, 1 Ethicorum, cap. 1, passim. 73 «Item, quod homo appetat beatitudinem, aut hoc est naturale aut delibera- tionis. Si deliberationisis, ergo potest appetere contrarium, scilicet miseriam, cuius contrarium dicit Augustinus in tertio de Libero Arbitrio: ergo appetit appetitu natura- li. Sed naturalis appetitus est communis ómnibus et perpetuus; ergo si talis est appe­ titus beatitudinis patet», 4 Sent d 49 p 1 a y q 2 f 3 (IV, 1003).

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