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ANTROPOLOGÍA Y ESCATOLOGÌA 275 Los presupuestos de la teología de la gracia están presentes en esta concepción de la bienaventuranza. Dios como principio eficien­ te no será nunca la forma perfectiva de la creatura 59, por ello, la bienaventuranza es entendida también como una bienaventuranza subjetiva, que es precisamente la acción de Dios o la influentia, que supone para el hombre la deiformidad y la plenitud. Las expresiones de san Buenaventura son muy cuidadas. La bie­ naventuranza es, en primer lugar, Dios mismo. El hombre existe y existe ontológicamente ordenado y polarizado al misterio de Dios, siendo Dios el objeto del conocimiento y del amor humanos. Por ello mismo, la bienaventuranza es considerada como el fin último de la operación racional 60, también es participación en el sumo Bien, que es considerado como el fin mismo de la creación del hom­ bre. El lenguaje bonaventuriano —y el contexto propio es aquí el tema de la inmortalidad del alma— admite que se trata de una ver­ dad y de una certeza incuestionable, cuyo sentido último, sólo por la fe puede ser descubierto. Si analizamos el contexto de estas afir­ maciones en las que se trata de probar la inmortalidad del alma, quizá en el fondo, con esta categoría de inspiración platónica y pre­ sentada por él como una verdad de fe católica 61, se puede leer como una expresión de la dignidad absoluta del hombre que no puede ser anulada por ninguna transmuerte. La expresión de esta dignidad absoluta del hombre está dada en su creación, destinado desde ella y por ella a participar de la suma bienaventuranza. Este fin al que el hombre ha sido destinado es precisamente el que ha marcado la íntima estructuración de su ser. Afirmada esta dignidad absoluta del hombre, la demostrará precisamente a través del esque­ ma de las cuatro causas. La validez del esquema, puede resultar par­ cialmente discutible, en cuanto que algunos de sus argumentos no 59 Cf. 2 Sent d 26 a u q 2 f 2 y conci. (II, 595-596). 60 «Ex tertia consideratione, scilicet ex ordine ipsius animae ad proprium finem, ostenditur sic. Remoto ultimo fine, qui principaliter movet, omnes alii fines cassi sunt et vani; sed finis ultimus omnis operationis rationalis est beatitudo perfecta», 2 Sent d 19 a 1 q 7 / 5 ( 1 1 , 459). 61 «Ad producto dicendum est, quod anima rationalis est inmortalis, secundum quod dicit fides catholica, cui concordat philosophia et omnis ratio recta» 2 Sent d 19 a 1 q 1 conci. (II, 460).

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