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270 FRANCISCO DE ASÍS CHAVERO BLANCO pero al mismo tiempo que bajo esta dependencia de Dios y bajo su influencia existe, existe también ordenada a él. Lo que en estas ideas puede leerse es que lo escatológico viene a constituir, no un dimen­ sión aislada de la creatura, sino algo que pertenece a su misma cons­ titución metafísica, que, por otra parte, dada la perfección del agente, su actuación en la historia de la salvación, responde al principio agere a se, secundum se et propter se, correlativo a aquel otro de esse a se, secundum se et propter se; a este modo de actuar de Dios responde el principio de la triple causalidad. Toda criatura constituida en el ser por Dios, a él se conforma y a él finalmente se ordena 49. Desde esta perspectiva, la creación no puede ser considerada como un episodio transitorio, un simple impulso divino que arroja a las creaturas desde la nada al ser y las constituye de una vez para siempre en dependien­ tes de una causa. La creación es una actividad divina permanente, de forma que la eficiencia originante no puede ser entendida sin la acción de la constante influencia y sin la consumación final. La rela­ ción de original dependencia de Dios, es inseparable tanto de la influencia sobre la creatura como se su destinación a un fin. San Buenaventura parece haber recogido aquí los principios que se leen en el tratado d e un itate d iv in a de la Summ a H á len ­ se, que a su vez se hace eco de los principios del pensamiento de Boecio. La triple causalidad del pensamiento bonaventuriano está ya presente en la Summa, como determinante del ser de las creatu­ ras 50. En san Buenaventura, la causalidad final indica siempre la ordenación de la creatura al Bien, precisamente por depender total­ mente de Dios. Relación esencial a la creatura y que determina ser. En esta teología del ser creado habría que destacar que la bondad divina que ha sido el origen, es también el fin al que se ordena. En 49 «Quoniam principium perfectissimim a quo manat perfectio universorum, necesse est agere a se et secundum se et propter se, qui nullo in agendo indiget extra se, necesse est quod habeat respectu cuiuslibet creatura intentionem triplicis causalitatis, scilicet efficientis, exemplaris et finalis; necesse est etiam omnem creatu- ram secundum hanc triplicem habitudinem comparari ad causam primam. Omnis enim creatura constituitur in esse ab efficiente, conformatur ad exemplar et ordina- tur ad finem», Brev., 2, 1, 4 (V, 219). 50 «Causa enim divina est causa triplici genere causae: efficiens, formalis aut exemplar, finalis... Secundum hoc, esse in creatura, quod fluit a causa, triplicer sortitur imprensionem, ut in conformatione ad causam», Summa Halensis, I, n.° 73 (I, 115).

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