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EL CONCEPTO DEL BIEN SEGÚN BUENAVENTURA 373 mino «amor», Buenaventura desborda las exégesis anteriores y per sonaliza los conceptos de Amor y de Bien. Éstos se integran en los esquemas metafísicos y marcan una relación entre Creador y creatu ra de orden filosófico y teológico51. 8. El estatuto metafisico del concepto de Bien da un impulso al papel de la filosofía como itinerario válido hacia la comprensión de Dios, pero ésta quedaría incompleta sin la luz de la fe que apor tan la Revelación y la ciencia teológica. Nos hallamos, pues, ante un concepto onto-teológico, en el sentido no heideggeriano del térmi no que hemos adoptado; es decir, en el sentido en el que dicho concepto pertenece a los esquemas filosóficos y teológicos. 9. Sin embargo, no podemos decir que el Bien sea, en Buena ventura, un concepto onto-teo-lógico, entendido como Heidegger. Dios, como Ser y Bien, no se circunscriben exclusivamente al campo metafísico»de la misma manera que el pensamiento bonaventuriano tampoco lo está. La diferencia entre el Bien en Dios y el bien en las creaturas es de orden cualitativo, y nace de la diferencia ontologica existente entre ellos. El Bien se comunica, se difunde más como caridad que como causalidad de fundamento de los entes, e, inclu so, en su retorno el Bien nos acerca a Dios siguiendo la vía mística. Es posible que la vocación franciscana, de contemplativo de lo radi calmente Otro y de valoración de la naturaleza, de Buenaventura constituya, de hecho, el obstáculo más grande a una comprensión onto-teo-lógica del Bien. Manuel L ázaro P ulido 51 La importancia de esta aproximación del concepto de amor y de su papel en las relaciones entre Dios y los hombres la señala J. L. Marion cuando escribe: «La seule querelle légitime concerne semble-t-il, la determination correcte d’un concept authénti- que de l’amour ou, ce qui y revient, de la charité. Et ici l’univocité parfaite de l’amour honorait plus saintement Dieu que l’équivocité de l’être elle-même» 0- L. M ario n , -De la ‘mort de Dieu’ aux noms divins: l’itinéraire théologique de la métaphysique», en ib., 130).
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