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EL CONCEPTO DEL BIEN SEGÚN BUENAVENTURA 371 este argumento, en el que la diferencia entre el bien en los entes y el Bien en Dios responde a las exigencias de perfecciones cuali tativas y no cuantitativas. El Bien está circunscrito en la esfera del Ser y está soberanamente distanciado de los entes. La partici pación analógica de las creaturas al Bien en Dios expresa una dis tinción de proporción; si bien, al ser la creatura testigo del Bien de Dios nos puede llevar, en un principio, a pensar que aquí se significa la correspondencia entre los entes y Dios, esta proportio subraya, al contrario, la indigencia de los seres (entes) creaturales que, hemos visto, son vanos. Si existe una relación, ésta es posi ble a partir de la gracia divina, situándose, así, más allá de cual quier metafísica 49. El concepto de Bien responde a una vía activa de ejemplaridad causal, pero participa, incluso más que el Ser, de la vía pasiva cuya fuente la encontramos en el Pseudo-Dionisio. El Bien es, por defini ción, difusión, comunicación y don. Lo que viene a decir que Bue naventura subraya, en primer lugar, la enorme distancia ontologica existente entre Dios y las creaturas, y que, por otra parte, adopta un camino apofàntico de revelación del Bien que escapa a la concep ción ontologica. La fundación del ente no depende de un ente supe rior, sino que encuentra apoyo en el Ser y el Bien, en una comuni cación que se conjuga con el impulso de los entes50. De un lado, el Bien, unido al Ser divino, escapa de cualquier posibilidad de ver a Dios como ente; del otro, como causa eficien te y final, posibilita al hombre el descubrimiento del Ser-Bien (Amor) que es Dios, por medio de la ascensión y la contempla ción mística. 49 Este estado de gracia que se expresa en la Redención indica un aconteci miento «anterior a cualquier discurso sobre Dios». Cf. A. D e l z a n t , «Rédemption et ontologie», en L'être et Dieu. Travaux du C.E.R.I.T., Paris 1989, 81-101. 50 M. Villela-Petit subraya esta via a partir de las creaturas, en el Doctor Seráfi co, como un ejemplo de unión de experiencia contemplativa y de actividad especu lativa que se sitúa fuera de la concepción de la naturaleza en la metafísica moder na. Cf. M. V illela -P e t it , «Parler à dieu, parler de Dieu», AA. W ., Dieu, Paris 1985, 28.
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