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370 MANUEL LÁZARO PULIDO resume las características de la onto-teo-logía: «La onto-teo-logía, expone, se define según unas características bien precisas, sin las que no podríamos identificar un pensamiento como metafísico: 1.° «dios» debe inscribirse en el plano metafísico, es decir, dejarse determinar a partir de una de las determinaciones históricas del ser en cuanto ente, eventualmente a partir del concepto de ente; 2.° debe asegurar una fundamentación causal (Begründung) de todos los entes comunes de los cuales rinde cuenta; 3.° debe, para hacer esto, asegurar siempre la función y, eventualmente, el nom bre de causa sui, es decir, de ente supremamente fundador, pues es supremamente fundado por sí mismo»48. Para saber si Buenaventura realiza esta operación, partamos de las conclusiones que podemos extraer de capítulos precedentes. La cuestión sobre las relaciones entre filosofía y teología en Buenaventura es la base de la primera exigencia de la onto-teo- logía. Nos llevará a ver el estatuto de Dios en el pensamiento del Doctor franciscano y si éste (Dios) está inserto, o mejor, si es un concepto que se agota, en el campo metafísico. Recordemos que filosofía y teología van de la mano en el siste ma de nuestro autor y cómo la metafísica era comprensible a la luz de la fe y de la revelación. Pero, sin embargo, esto no significaba, vimos, una negación de la razón, sino, más bien, una especie de precomprensión de la verdad. Así, el Dios del pensamiento bona- venturiano se escapa de la metafísica. Ésta (la metafísica) es afirma da, pero resulta insuficiente para dar total explicación de Dios. Nos encontramos a larga distancia de una onto-teo-logía en la que Dios queda encerrado en los esquemas metafísicos: Dios resulta más accesible a la comprensión según el concepto de onto-teo-logía que hemos expuesto con anterioridad, es decir, formando parte de las vías filosóficas y teológicas. En la búsqueda onto-teo-lógica, la adopción del argumento anselmiano, por el Doctor Seráfico, en la explicación del soberano Bien resulta, en principio, de un movimiento de transformación en ente del concepto de Bien en Dios. Sin embargo, es necesario recordar la diferencia esencial que se opera en la exposición de 48 J. L. M a rio n , o . c ., 36.
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