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EL CONCEPTO DEL BIEN SEGÚN BUENAVENTURA 369 teo-logía en la que ontología y teología operan la reducción al ente supremo, causa última, causa sui, Dios de las estructuras del ser: Dios como fundamento de la diferencia entre ser y ente; el ente supremo 43. Heidegger, con el concepto de onto-teo-logía, realiza una «nueva definición de la esencia de la metafísica, e instaura, también, una hermenéutica de la historia de la filosofía»44. En esta hermenéu­ tica histórica es difícil determinar el comienzo de la metafísica como onto-teo-logía. En el análisis material y formal, el concepto de onto- teo-logía queda ligada a la consideración misma de la metafísica y a su estudio a partir de la metafísica aristotélica. Esta aproximación ha sido realizada por el mismo Heidegger 45. Por otra parte, otra interpretación más restringida sitúa el concepto de onto-teo-logía en un punto temporal preciso en la historia de la filosofía, hacia la época de Henri le Gand 46. Fuera de esta polémica sobre el comien­ zo de la onto-teo-logía 47, resulta de interés para nuestro propósito, ver en qué medida se puede integrar el concepto de bien del pen­ samiento bonaventuriano en este modo particular de ver la metafísi­ ca que es la onto-teo-logía. Hemos, pues, de fijarnos en si el concepto de Bien en Buena­ ventura responde a las exigencias de la hermenéutica onto-teo-lógi- ca; exigencias que se refieren al mismo concepto de «dios» inmerso en el campo metafísico, ente-fundamento y causa sui. J. L. Marión 43 Una valoración de la postura de Heidegger al respecto, cf. J. A. E str a d a , Dios en las tradiciones filosóficas. 1. Aportas y problemas de la teología natural, vol. 1, Madrid 1994, 141-168. 44 J. L. M a rió n , «Saint Thomas d’Aquin et l’onto-théo-logie», en Revue thomiste, 95 (1995) 32. 45 Cf. M. Heidegger, Hegel et son concept de l ’expérience, Chemins qui ne mènent nulle part, Paris 1990. Esta idea la explicita el mismo autor en la obra Qu’est- ce que la métaphysique? Paris 1968. 46 Esta posición la sostienen E. H. Weber y Alain de Libera. Para el primero «pre­ mière ontothéologie proprement dite» comienza en Henri le Gand. El segundo sitúa el comienzo de la onto-teo-logía en uno de sus sucesores inmediatos. Cf. E. H. W eb e r , Eckhart et l’ontothéologie: histoire et conditions d ’une rupture, Maître Eckhart à Paris. Une critique médiévale de l’ontothéologie, estudios, textos e introducción, Paris 1984; A. de L ibéra , La philosophie médiévale, Paris 1989, 72-73. 47 Sobre este tema, cf. O. B o u ln o is , «Quand commence l’ontothéologie? Aristo- te, Thomas d’Aquin et Duns Scoto«, en Revue thomiste, 95 (1995) 85-108.

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