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364 MANUEL LÁZARO PULIDO la naturaleza. Pero, como del soberano Bien es necesario des­ cartar cualquier imperfección y atribuirle toda perfección, es necesario que se comunique por la vía de la naturaleza que es la generación, y que esta generación no provenga de una parte de la esencia, sino de la esencia en su totalidad. Y esta comunión de bondad es la razón de la distinción numérica entre el Padre y el Hijo. Pero, de la misma manera que la bondad se comunica por modo de naturaleza, también se comunica por modo de volun­ tad, ya que la comunión del bien es suprema y ella no sería suprema si no fuera, a la vez, por naturaleza y por voluntad, es decir por amor y caridad; y esta comunión del soberano Bien es la razón de la distinción numérica del Padre y del Hijo con el Espíritu Santo. Así, la razón del número en Dios viene de la perfección de la bondad soberana»24. Podemos ver cómo el concepto de bondad ha sido suficiente en Alejandro para elaborar su teología trinitaria: «es la fecundidad necesaria del soberano Bien el que rinde cuentas del dinamismo divino»25. Buenaventura, perfeccionando las explicaciones de su maestro Alejandro de Hales, acerca de la difusión trinitaria 26, subra­ yará mejor la fontalidad del Padre, como vimos anteriormente. Sin embargo, el concepto de difusión explica mejor la idea de una expansión externa. Esta idea es más propia al sentido de la pala­ bra difusión; y es en esta significación ad extra donde Buenaventu­ ra sigue y cita más al Pseudo-Dionisio 27. Pero esta difusión externa no es contradictoria con la difusión interna; al contrario, la comuni­ cación del bien como difusión intratrinitaria es el fundamento de la difusión a las creaturas 28. 24 Alejandro d e H a le s , Summa Theologica, t.l, n.76, contra b: I, 121b, citado en L. M a th ie u , o . c ., 29-30. Cf. Th. d e R e g n o n , o . c ., 419-420. 25 L. M a th ie u , o . c ., 30. 26 Para Alejandro de Hales, el Padre es principium totius divinitatis, razón por la que se transmite la bondad de la segunda y la tercera persona. Cf. Alejandro d e H ales , Summa theologica, t.l, n. 297, ad 10: I, 427a. 27 Cf. I Sent., d.29, a .l, q.2, concl.: I, 511a; Itin., c.6, n.2: V, 310a-b; Hexaem., c .ll, n.9: V, 381a-b. 28 Cf. Hexaem., coll.11, n.10: V, 381b; I Sent., d .ll, a. un. q.2, ad 7, 8: I, 213a-b; Ib., d.14 dub.6: I, 254a-b; Comm. Jn., c.7, n.56: VI, 350a-b.

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